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El día que Goya pudo matar a Wellington

¿Qué hubiera pasado si el genial pintor aragonés hubiera llegado a matar al duque de Wellington antes de que este derrotara a Napoleón en Waterloo?

Recreación de la batalla de Waterloo celebrada en Bélgica en 2015. YVES HERMAN / REUTERS

Ya sabemos todos que el pintor aragonés Francisco de Goya fue una de esas grandes figuras que de vez en cuando surgen para cambiarlo todo de forma radical en el campo que sea al que se acaben dedicando. En este caso fue en la pintura, convirtiéndose en uno de los artistas más influyentes de la historia. Sin embargo, también hay un curioso episodio en el que Goya pudo también llegar a cambiar el curso de la historia europea.

Desde el año 1808 el británico Arthur Wellesley se hizo cargo del ejército británico que fue enviado a Portugal para ayudar a su aliada frente a la invasión que hizo Napoleón Bonaparte de la península Ibérica y que provocó también el estallido de la Guerra de la Independencia en España. De esa manera, el imperio británico logró mantener un frente de guerra al que se unieron bajo el mando de Wellesley tanto los ejércitos español como portugués. Con el tiempo, la Guerra de la Independencia fue tornando su suerte en contra de los intereses de Napoleón gracias a las victorias que los aliados al mando de Wellesley fueron logrando en Talavera, Badajoz, los Arapiles o la definitiva Batalla de Vitoria que supuso la expulsión de las tropas francesas de España. Esto le granjeó a Arthur Wellesley un rápido ascenso en el escalafón militar, además de lograr el título por el que es mundialmente famoso: el ducado de Wellington.

Wellesley era desde luego un gran militar y a la vez también mostraba la típica altanería británica de la época y su desprecio a todo lo español, y esto es precisamente lo que nos lleva a un episodio que pudo haber cambiado el rumbo de la historia. Tras la victoria aliada en los Arapiles en el verano del año 1812, los franceses y el propio rey José Bonaparte abandonaron Madrid, entrando en ella los ejércitos aliados. Durante la Guerra de la Independencia, el general español Miguel Ricardo de Álava llegó a trabar amistad con el duque de Wellington gracias a que además el militar español hablaba inglés perfectamente. Álava era también desde hacía años amigo del pintor Francisco de Goya además de un gran admirador de su arte. Por eso, y con la idea de convencer a su amigo británico de que España también tenía sus luces y no solo las sombras que él veía, convenció al inglés de acudir al estudio de Goya para que el artista le hiciera un retrato. Wellington aceptó.

Imagen Retrato de Francisco de Goya, por Vicente López Portaña, 1826.

Quizás el altivo Wellington esperaba ser recibido con efusividad, pero para 1812 Francisco de Goya era ya una persona entrada en años, desengañada, que llevaba ya un tiempo sobreviviendo como podía a la guerra, cuya esposa, Josefa Bayeu había muerto ya hacía un tiempo al igual que varios de los hijos que había tenido el matrimonio, y todo sin mencionar la terrible sordera que sufría desde hacía ya casi 20 años y que sin duda agrió su carácter. Goya, que había pintado a reyes y a toda la jet set de la aristocracia, no estaba impresionado precisamente ante el altanero y orgulloso inglés que se le presentaba en su estudio junto al general Álava. Un Wellington del que además ya se iba sabiendo que tuvo actuaciones más que dudosas contra los intereses de España destruyendo las fábricas textiles de Béjar en Salamanca (que hacían competencia a las manufacturas británicas), o al saqueo y violaciones masivas que consintió por parte de sus tropas cuando tomaron Badajoz.

Con todo este panorama, Wellington se encontró a un Goya con cara de pocos amigos y que no entendía ni una palabra de inglés igual que el mismo Wellington no sabía prácticamente nada de español. Pero el pintor aragonés, profesional ante el encargo que le llegaba, se puso manos a la obra. Una escena que muchos años más tarde se la contó el general Álava al periodista Mesonero Romanos, que la plasmó en uno de sus libros.

Imagen Retrato del duque de Wellington hecho por Goya. National Gallery.

Imagen Retrato del duque de Wellington hecho por Goya. National Gallery.

La escena que cuenta es que Arthur Wellesley acudió al estudio de Goya con su característica altanería y el pintor, profesional, hizo en apenas una hora el bosquejo del futuro retrato del militar. Al terminar, se lo mostró y el británico comenzó a hacer gestos de desdén sobre el borrador. Goya, aquejado de sordera, solo veía los gestos altaneros de su cliente y el desprecio hacia su trabajo, de modo que sintiéndose insultado acabó echando mano de unas pistolas que tenía mientras que el británico empuñó su espada. Tanto el hijo de Goya como el general Ávila consiguieron evitar el desastre, ¿pero qué hubiera sido de la historia europea si Francisco de Goya hubiera acabado con el único militar que consiguió hacerle sombra a Napoleón Bonaparte?

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