Uno de los momentos más inolvidables de Pau Gasol en su carrera, su llegada a los Lakers después de siete años en los Grizzlies y su primera final de la NBA, ha acabado convirtiéndose en una pesadilla de la que tardará tiempo en olvidarse. Gasol, que cumplirá 28 años este próximo mes julio, intentó ayer asimilar el golpe, pero reconocía en el vestuario, rodeado de cámaras y micrófonos, que no será fácil pasar página después de la forma en la que los Celtics los derrotaron en el sexto partido de la final.

"Supongo que tardaremos tiempo en levantarnos", confesó Gasol. "Ahora mismo, es difícil explicar la decepción que tenemos, lo doloroso que es este golpe. Esperemos que se supere", dijo, para admitir de forma inmediata: "Siempre es bonito estar en una final, pero no perderla así".

Gasol no quiso poner excusas. Ni siquiera a las críticas que le han llovido de los medios de comunicación estadounidenses durante esta final, catalogándolo de "blando" en la cancha, igual que al resto del equipo. "Yo intento dar siempre lo mejor de mí mismo", se defiende.

El suyo fue ayer uno de esos encuentros que dan argumentos a sus detractores. Un partido para olvidar. Actuó lento, sin energía, frenado en ataque por Perkins y superado en su zona por Garnett. Apenas intervino en el juego (4 de 7 en tiros) y perdió cinco balones en lo que fue, sin duda, su peor actuación en toda la serie final. "Ahora necesito descansar, tanto física como mentalmente. Se llega bastante tocado a la final y me hace falta un tiempo de descanso".

El español explicó que el factor cancha ha tenido "un papel clave" y no supo explicar las razones que han hecho jugar a los Lakers de forma tan inconsistente en los seis encuentros. "Es verdad que no hemos sabido. Ellos han sabido manejarse mejor durante toda la serie, mientras nosotros hemos dejado escapar ventajas demasiado grandes", reflexionó Gasol, que quiere "regresar a una final".