Rubén Garcés es la siguiente carta que aparece en la baraja de Chápuli. Es la reina. Perdido el as (Hernández-Sonseca) en el arrastre y a punto de ceder al rey (Guardia), la tercera opción cobra forma de pívot con acento caribeño. El CAI se tendrá que conformar con Garcés si se le escapa finalmente Salva Guardia y reconfigurará el añadido extranjero que rellene el poste. Su contratación es la más sencilla. Está libre y el Pamesa no lo retendrá. Hay dos desventajas: un salario elevado (en torno a los 400.00 euros) para un jugador de 36 años.

Garcés se ha dejado querer (el Menorca también espera) y añadiría rebote e intensidad defensiva y descargaría de estas funciones al americano interior que falta. Por contra, es menos polivalente que Guardia, que tiene más tiro.

Los deseos de Chápuli chocan de frente con la realidad del mercado: el CAI ya no manda y se mueve en una segunda fila. En la primera está cómodamente sentado Edu Hernández-Sonseca. Tras pasar por las manos del maestro García Reneses, su cotización está a años luz de Zaragoza. La oferta por tres temporadas quedó eclipsada por el interés del Pamesa y del DKV Joventut, que pretende retenerlo.

Las otras bazas que quedan entre los seleccionables implican mayores dudas. Libres están Iker Iturbe y Antonio Bueno, que Chapu conoce del Madrid y el Joventut estudia la cesión de Dmitry Flis. Otra opción con riesgo es esperar acontecimientos. Si Garbajosa llega a Unicaja, ¿qué pasará con Germán Gabriel? Y si el Pamesa atrapa a Pietrus y Sonseca y los coloca junto a Claver y Kuqo, ¿sería prescindible Albert Miralles?