Raquel Miró llegó a ser una de las grandes promesas de Aragón. Se entrenó con Andrés Moreno de los diez a los 19 años. Atleta de buena planta, logró dos metales en las pruebas de medio fondo bajo techo siendo cadete y juvenil. Pero decidió cortar por lo sano y dio un giro de 180 grados a su vida. "Terminé la carrera de Magisterio y Educación Física, no me gustaba nada la pista y el entrenar se había convertido en algo rutinario. Con 22 años me quedé embarazada y a los 23 tuve a Samuel. Cuatro años más tarde di a luz a Izarbe", explica.

REGRESO Ahora tiene 29 años y desde el pasado otoño se volvió a calzar las zapatillas. "Empecé a correr por salir de casa para tener 20 minutos al día para mí. La carrera a pie me viene muy bien para mantener la línea después de tener los niños". Pronto se volvió a enganchar con el atletismo. Terminó la décima de la Carrera de la Mujer, la undécima de la Popular Ibercaja y dio un salto de calidad terminando entre las mejores de la Copa Bantierra de cross. "Soy muy competitiva, me entró el gusanillo y cuando tienes base mejoras muy rápido. He sido madre muy joven y eso te hace centrarte mucho más y tener las cosas muy claras. Aprendí a priorizar y organizarme mucho mejor", dice.

Miró se ha dado cuenta que ha mejorado físicamente tras tener a los niños. "Estoy bastante más delgada que antes. Tenía más tripa, más caderas y más glúteos. Ahora hago un montón de abdominales. Me noto mas delgada, mas fuerte y con más músculo y estiro mucho para evitar lesiones. Con 14 años no me lesionaba y hacía menos cosas", dice.

Ahora el horizonte lo tiene muy abierto con el atletismo. Está en la flor de su vida. "No me pongo límites mientras pueda compaginarlo. Lo primero son los niños. Estoy ilusionada, no me quiero perder cosas de su infancia. Si me esfuerzo quiero estar entre las mejores de España. El cross me encanta y mi sueño sería ser campeona de España absoluta", apunta Miró.