Hace años que Zaragoza no tiene un equipo en la Liga Asobal. Pero el balonmano aragonés esta muy, pero que muy vivo, como se demostró en la mañana de ayer en el pabellón de Salduba. Se disputaba la gran final del sector autonómico juvenil masculino. Balonmano Dominicos, que era el organizador de la competición, lo adelantó en su cartel de presentación. Lo tituló de una manera muy gráfica: pasión por el balonmano.

Y estaba en lo cierto puesto que en la gran final que disputaron Balonmano Dominicos y Almogávar se vivió una apasionante jornada de balonmano llena de emoción, rivalidad deportiva, calor y toneladas de espectáculo. Los dos merecieron ganar, pero al final se llevó el Almogávar el Campeonato de Aragón por un ajustado 28-27.

La grada estaba abarrotada. Tras una de las porterías se pusieron todas las camisetas negras de la cantera de Dominicos, que presentó a todos sus equipos escolares en el descanso. Las camisetas azules del Almogávar se repertían por todo el pabellón.

Los dos equipos estaban invictos a lo largo de toda la competición. Se enfrentaban el bloque de Dominicos frente a las individualidades de Almogávar.

El equipo de Yeneko Poveda salió dormido. Almogávar volvió loca a la defensa 5-1 de Dominicos y cobró desde el inicio diferencias. El central David Martínez y el lateral Juan Marmesat (14 goles en el partido) eran un martillo pilón en la defensa del equipo colegial, que fiaba todo en ataque al juego con su pivote Fernando Casasnovas. Almogávar, dirigido en el banquillo por Jorge Moliner y Amadeo Sorli, fue siempre con ventajas de hasta siete goles la primera mitad y se fue al descanso con un claro 13-18.

Pero tras el descanso Dominicos se recuperó. Fue entrando en el partido gracias a su juego táctico, mientras que Marmesat se iba desesperando. En el minuto 12 de la segunda parte Dominicos empató por primera vez y Pedro Sebastián ponía por primera vez por delante (24-23). A falta de dos minutos Dominicos ganaba 27-26. A Almogávar solo le quedaba el recurso de los mangazos de Marmesat. Y al final Dominicos dejó escapar vivo a su rival. La moneda al aire sonrió a Almogávar. Aunque pudo ganar cualquiera.