La opinión de Sergio Pérez

El acierto de Víctor con Liso y el premio que el extremo merece

La apuesta por Adrián Liso ha sido el principal acierto de Víctor Fernández en estos dos meses plagados de problemas y decisiones extrañas. Al extremo le dieron la oportunidad de su vida y ha sabido pescar en un mar enfurecido. Se merece todas las ganancias que está teniendo y las que tendrá en el corto y el medio plazo.

Adrián Liso celebra el primer gol del Real Zaragoza al Racing de Ferrol.

Adrián Liso celebra el primer gol del Real Zaragoza al Racing de Ferrol. / JAIME GALINDO

Sergio Pérez

Sergio Pérez

En esta etapa de diez partidos y poco más de dos meses de Víctor Fernández en su regreso al club de sus amores, en el que tan mal lo está pasando y tan poco ha aportado al equipo desde el punto de vista futbolístico, ha habido una decisión del entrenador que ha resultado muy importante para que el Real Zaragoza no se haya despeñado del todo hasta la zona de descenso. La apuesta por Adrián Liso y su contundente aparición han sido un salvavidas para el equipo y un balón de oxígeno para el técnico en una situación cercana a la asfixia.

Liso ha aportado frescura, velocidad, regate, verticalidad, actitud, deseo, identidad y un gran rendimiento, medido en desequilibrio y generación de peligro y en goles. Ha hecho dos y los dos han tenido un gran peso para que el Real Zaragoza esté con vida a falta de dos jornadas y dependa completamente de sí mismo, que el riesgo de haber estado en una coyuntura aún peor ha sido alto.

Su primer tanto en el fútbol profesional lo marcó en el minuto 36 en El Alcoraz. Con 1-0 y ventaja para el Huesca, el extremo peleó un balón con Loureiro en un costado del área local, lo ganó cuerpeando, eligió seguir de pie en lugar de lanzarse al suelo reclamando falta y su disparo acabó en el 1-1 con la colaboración de Álvaro Fernández.

Ese tanto cambió la tendencia del partido, fue la antesala del 1-2 de Maikel Mesa de penalti y la primera piedra para un triunfo determinante en esta Liga. De aquellos barros llegó posteriormente el punto sumado en Butarque frente al Leganés en una buena actuación colectiva, producto del impulso moral cogido en el derbi y del cambio de dinámica emocional que generó el gol de Liso.

El segundo llegó en el minuto 3 del encuentro de este domingo ante el Racing de Ferrol. En boca de gol, pillo y listo como el hambre, Liso introdujo el balón en la portería visitante después de una buena acción de Mollejo, con centro de Gámez y cabezazo previo de Azón. Este tanto permitió que el postrero de Sergi Enrich tuviera un valor incalculable. La diferencia entre haberse quedado con 46 puntos o contar con los 47 corrientes es abismal, aunque parezca insignificante.

La apuesta por Liso ha sido el gran acierto de Víctor Fernández en su cuarta etapa en el banquillo, pobre en resultados (10 de 30) y con pocas cosas que rescatar desde el punto de vista futbolístico. El efecto de su llegada ha sido prácticamente imperceptible, más allá del impacto social y del que ha tenido el extremo, cuya irrupción hay que colocar en el haber del entrenador.

De primeras, sin pensarlo, lo subió al primer equipo. Al principio lo usó como revulsivo. Luego como titular indiscutible. En un momento que sigue siendo verdaderamente complejo, que no ha llegado a ser crítico por detalles pequeños, al Real Zaragoza le está defendiendo su gente. Principalmente Francés y Liso, últimamente también Azón y un mejor Aguado. Al extremo le dieron la oportunidad de su vida y ha sabido pescar en un mar enfurecido. Es justo acreedor de todo el reconocimiento que está teniendo. En el corto plazo, el club debería premiarle como merece.