La pasión que siente Zaragoza por la selección española, como quedo patente el sábado una vez más, no se ve luego correspondida con grandes actuaciones del combinado nacional en la ciudad en los últimos tiempos. Tras tres triunfos en los primeras tres visitas a la capital aragonesa, España no ha logrado vencer en sus tres siguientes partidos en el estadio de La Romareda. Incluyendo el último ante Suiza, la selección ha jugado en tierras aragonesas seis veces, cosechando tres victorias, dos derrotas y un empate.
Fue en 1929 cuando España visitó por primera vez Zaragoza y llegó casi de rebote, ya que estaba previsto que el encuentro ante Francia, el rival en aquella ocasión, se disputara en Barcelona, pero en la Ciudad Condal se celebraba en esos días una Exposición Internacional y el duelo ante los galos se acabó jugando en el estadio de Torrero. La selección arrasó a Francia (8-1) para alegría de una afición que agotó las entradas.
Muchos años tuvieron que pasar hasta que en 1970 España regresó a Zaragoza, jugando ya y por primera vez en La Romareda. Con una selección con Kubala de entrenador y José Luis Violeta representando a Aragón y al Real Zaragoza, el combinado nacional superó a Grecia por 2-1.
Miguel Muñoz era el técnico en 1983, cuando España volvió a visitar la capital aragonesa. En un duelo clasificatorio para la Eurocopa del año siguiente, los españoles superaron por 2-0 a Irlanda. En esa ocasión, la selección solo tardó dos años en regresar a orillas del Ebro. Y lo hizo con un amistoso frente a Austria que no pasó a la historia, finalizando con un empate sin goles.
El último precedente hasta el encuentro del sábado ante Suiza fue en 2003. Grecia era el rival en un partido clasificatorio para la Eurocopa de 2004. Iñaki Sáez era el técnico y, contra todo pronóstico, España cayó derrotada por 0-1 ante los helenos, que curiosamente consiguieron alzarse con el título continental en una de las mayores sorpresas del fútbol moderno.
El partido ante los suizos confirma una mala tendencia de la selección cuando visita Zaragoza para disgusto de una ciudad que, aunque se quedó con un sabor agridulce, espera que no tarde tantos años en volver.
