Salud mental y deporte

Toni Abadía: «Yo creía que me estaba muriendo, el psiquiatra me salvó»

El brillante atleta aragonés superó un grave cuadro de ansiedad que estuvo a punto de provocar su retirada

"Vida solo hay una y no podemos perder el tiempo en tomar decisiones en función de lo que dirá la gente. Esto es una batalla con nosotros mismos", subraya

Toni Abadía es campeón de España de 5.000 y 10.000 entre otras disciplinas y fue olímpico en Río.

Toni Abadía es campeón de España de 5.000 y 10.000 entre otras disciplinas y fue olímpico en Río. / SERVICIO ESPECIAL

El Periódico de Aragón

Entre 2020 y 2021, a Toni Abadía, uno de los mejores atletas aragoneses de siempre, le cambió la vida. Todo empezó con numerosos problemas digestivos, insomnio y continuos ataques de pánico que hicieron habituales las visitas a Urgencias. «Yo creía que me estaba muriendo», recuerda el zaragozano, que siempre recibía el mismo diagnóstico. «Me decían que no me preocupara, que era ansiedad». Pero Toni, lejos de mejorar, iba a peor. «Estaba paralizado, no podía hacer vida normal» así que, a mediados de 2021, dio el paso definitivo. «Junto a mi familia y mi entrenador, decidí recurrir a ayuda psiquiátrica y esa fue la clave. Porque esta vez el mensaje fue otro al decirme que no me estaba muriendo pero que la ansiedad era algo grave que había que tratar con medicación que me iba a ayudar a disipar esa sensación de que me estaba muriendo. Iba a la peluquería y me faltaba la respiración, sentía claustrofobia y miedos que no son normales», dice.

El tratamiento se prolongó durante seis meses en los que los entrenamientos eran inviables. «Me costaba concentrarme y estaba como en un estado de sedación mental. Llegué a pensar en la retirada, pero también aprendí mucho, sobre todo, a dejar de pensar que se me iba a parar el corazón. La visita al psicólogo me dio herramientas y vías de escape, pero fue el psiquiatra el que atacó la raíz del problema», asegura Abadía, consciente de que entrar en aquella consulta psiquiátrica salvó algo más que su carrera. «Sientes ese pellizco en el estómago por ese error social que asocia la visita al psiquiatra con ser un lunático y para nada. El psiquiatra te tiende la mano para no tirar la toalla. Esa visita me salvó. Hay que romper la barrera del orgullo y pedir ayuda». 

«Sientes ese pellizco en el estómago por ese error social que asocia la visita al psiquiatra con ser un lunático y para nada. El psiquiatra te tiende la mano para no tirar la toalla. Esa visita me salvó. Hay que romper la barrera del orgullo y pedir ayuda».

Al aragonés, deportista olímpico, le fue bien. Ahora, ya sin medicación ni visitas habituales al psiquiatra, disfruta de su hija de 4 meses tras haber dejado atrás una situación que le cambió la vida. "Nunca hay que preguntarse por qué te pasa a ti", aconseja a los que estén atravesando por un problema así. "Tendemos a pensar que los demás están bien y que solo tú estás mal y no es así. Muchísima gente me escribió contándome que tenían ese mismo problema y dándome las gracias por hacerlo visible a otros deportistas que sufren algo así o alguien de su entorno, y no sabían cómo pedir ayuda".

La clave, reitera el campeón de España, es "buscar una solución" porque "vida solo hay una y no podemos perder el tiempo en tomar decisiones en función de lo que dirá la gente. Esto es una batalla con nosotros mismos y, aunque es un camino súper complicado, le puede pasar a cualquiera y somos luchadores", apunta el zaragozano.