Polideportivo

Las mujeres y los más jóvenes disparan la fiebre por el 'running'

El perfil del corredor se está transformando, así como el enfoque de las pruebas hacia un acto más social que está provocando que en Zaragoza se agoten con frecuencia los dorsales de sus principales carreras

Las calles de Zaragoza, repletas de corredores durante una 10K

Las calles de Zaragoza, repletas de corredores durante una 10K / Rubén Ruiz

Arturo Pola

Arturo Pola

Zaragoza

Hacer deporte es sinónimo de salud y una de las actividades más fáciles y que menos material requiere es salir a correr. Pero el running, además de una actividad sana, ahora es muchas más cosas, muchas de ellas relacionadas con el ocio. Por ello, de un tiempo a esta parte, las carreras, tanto profesionales como populares, están atrayendo a un público que está disparando la fiebre por este deporte a niveles hasta ahora desconocidos. Porque el progresivo crecimiento del running en Aragón se debe fundamentalmente a la inclusión de dos sectores de la población: las mujeres y los jóvenes. Para analizar este fenómeno no hay más que echar mano a las inscripciones de una de las carreras más multitudinarias que se celebran en la comunidad, la 10K y la Media Maratón asociadas a la Maratón de Zaragoza.

En términos globales, en la última década, la participación en la 10K ha pasado de 1.571 corredores en 2014 a 5.046 en 2024, lo que supone un notable incremento de un 221%. Separándolos por sexos, si en 2014 solo el 26,5% de los participantes eran mujeres, el año pasado esa cifra se elevó hasta un 37,2%. Si se analiza por edad, la edad media de la 10K de 2014 fue de 48 años y en tan solo 10 años ha bajado a 41. Si antes el grupo poblacional con más presencia era el de personas entre 45 y 49 años, ahora es el de 25 a 29, con el de 30 a 34 pisándole los talones.

«El cambio que ha habido en el perfil del corredor es una barbaridad. Venía evolucionando progresivamente desde hace mucho, pero se ha acelerado muchísimo en los últimos años», afirma David Constante, gerente de RunningZgz y director de muchas de las principales pruebas que se celebran en la capital aragonesa, incluida la Maratón de Zaragoza. «Correr antes era una actividad que, la población general, comenzaba a realizar por salud y normalmente pasados los 40. Ahora todo es muy diferente», apunta.

Una fiesta

Esa transformación del perfil del corredor la explica el organizador en el cambio que las pruebas están experimentando también en su desarrollo. «Además de un acto deportivo, las carreras son cada vez un acto más social y de ocio. Son casi una fiesta y lo que buscas es que se genere un ambientazo y un enfoque más divertido. Te vas adaptando a lo que demanda tu público», relata Constante, que detalla que cada vez la animación es más importante y las charangas y las batucadas son ya casi imprescindibles en los recorridos. El sufrimiento se entremezcla ahora con el entretenimiento y eso hace también que los corredores quieran compartir muchos más momentos entre ellos. «Correr ha dejado de ser una actividad solitaria. En los últimos años está creciendo muchísimo el número de grupos de entrenamiento», afirma tajante David Constante.

En esos nuevos grupos hay todo tipo de gente, tanto el que quiere iniciarse como el que lleva corriendo muchos años, destacando el alto porcentaje de mujeres que lo forman. Santiago Chivite, presidente del Club Atletismo Olimpo, también subraya la entrada del sector femenino a las carreras como una de las grandes explicaciones del auge del running. «Está cambiando mucho todo. Las mujeres han perdido la vergüenza. Hace años su participación era casi residual», explica Chivite, que lleva décadas organizando carreras en Aragón. «La primera Carrera de la Mujer costó sacarla adelante y ahora es una de las más demandadas», asegura. En esa prueba por descontado, pero es que la participación femenina, que hasta hace poco los organizadores recuerdan que pocas veces superaba el 20% hace no tantos años, está cada vez más igualada con la de los hombres y en algunas pruebas incluso ha conseguido darle la vuelta a la tortilla, especialmente en las de distancias más cortas. «La dinámica que llevamos hace pensar que dentro de poco los participantes serán 50% chicos y 50% chicas de media», augura Chivite, que, esto ya sin depender del sexo, cree también que un factor muy importante para el crecimiento de este deporte es «la necesidad de plasmar públicamente, en este caso con un tiempo, el trabajo que uno hace».

Sean hombres o mujeres y lo hagan por lo que lo hagan, lo que es innegable es que el running está de moda. Nadie quiere perderse las pruebas más destacadas del calendario. Eso hace que, antes de la competición propiamente dicha, hay una carrera previa para conseguir un dorsal, porque ahora en la mayoría de ocasiones es casi tan difícil hacer una buena marca como lo es inscribirse a tiempo antes de que se agoten las plazas.

La atracción

Esta circunstancia hace que, además del beneficio para la salud que conlleva correr, hay otro. El económico. El turismo deportivo está en su apogeo y el running es una de las disciplinas que más visitantes atrae a Zaragoza. La última maratón de la capital aragonesa atrajo a 4.300 personas de fuera de Aragón entre los corredores y sus acompañantes. David Constante asegura que el nivel de ocupación de los hoteles zaragozanos se incrementa una media de un 20% cada vez fin de semana que se celebra la prueba. A ese beneficio económico, lógicamente, hay que sumar el impacto en la hostelería que generan esas personas.

En las diferentes carreras de la jornada de la Maratón de Zaragoza, uno de cada cuatro corredores, aproximadamente, viene de fuera. «Cada vez conseguimos atraer más gente. Es una tendencia creciente», afirma David Constante, que considera que desde las instituciones se podría hacer más para potenciar este atractivo. Un gusto por correr que no para de atrapar a participantes hasta elevar en la actualidad a estas pruebas deportivas a máximos históricos y niveles nunca vistos hasta ahora en la capital aragonesa.

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