Análisis

¿Subirá el precio de la carne de pollo por la ley europea de bienestar animal?

Fuentes de la Comisión han asegurado que por ahora solo existen borradores y negociaciones abiertas, pero insisten en que por ahora hay ningún documento ni posición adoptada

Una granja avicola.

Una granja avicola. / Equalia

María Jesús Ibáñez

La alerta la lanzaban hace un par de semanas los ganaderos, especialmente los que crían pollos, cerdos y conejos. Tras leerse un borrador de la norma que prepara la Comisión Europea sobre cómo tendrá que ser el modelo de producción de carne en los Veintisiete, la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) avisaba de que, de llegar a aplicarse algunas de las medidas previstas en ese documento, los precios de venta de la carne de pollo iban a triplicarse. Así, si en la actualidad el kilo de esta ave entera está en 3,25 euros, de aprobarse la normativa se podría llegar a los 9,75 euros por kilo, asegura la plataforma agraria. Sería, otro jarro de agua fría para los consumidores en plena escalada de la inflación.

De momento, Bruselas guarda oficialmente silencio, pero ya ha habido voces que han desmentido, o al menos rebajado, la intensidad de la crisis temida por los productores españoles. Fuentes oficiosas de la Comisión han asegurado que por ahora solo existen borradores y negociaciones abiertas, pero insisten en que por ahora hay ningún documento ni posición adoptada. Es más, todos los avances que se habían hecho hasta ahora sobre este asunto han quedado paralizados, porque hay que evaluar bien el impacto. Insisten, además, en que esa es solo una pata de una estrategia mucho más amplia para regular el proceso denominado 'de la granja a la mesa'. Conclusión, agregan las mismas fuentes: los ganaderos se están poniendo la venda antes que la herida porque a día de hoy es imposible calcular cuánto subirá el precio del pollo porque se desconocen cuáles serán las medidas que deberán adoptar las explotaciones. 

"Hace tiempo que nos están llegando noticias sobre las intenciones de Bruselas de que se van a endurecer las condiciones para la cría de especies ganaderas y eso está generando mucha inquietud en un sector que está formado por empresas muy frágiles", admite Jordi Armengol, responsable de Ganadería en el sindicato Unió de Pagesos. Armengol reconoce que "la amenaza existe", pero recuerda que los productores de carne son uno de los gremios que más se ha reconvertido en los últimos tiempos. "Los modos de producción actuales no tienen nada que ver con los de hace 10 años, por ejemplo", señala. De momento, indica el ganadero, "se nos ha dicho que la normativa ha quedado pospuesta y es que, además, no es tampoco este momento para tensionar más las economías domésticas de los consumidores".

Pollo de granja al precio del de corral

El origen de toda la polémica se encuentra en un informe que ha encargado la COAG sobre el impacto socioeconómico que tendría la nueva regulación de la Unión Europea (UE) y sus repercusiones en la inflación de los alimentos por el aumento de los costes a los ganaderos. Según este estudio, la adaptación a la nueva normativa para granjas de tamaño medio supondría un coste adicional para los ganaderos cercano al millón de euros en avicultura, por encima del medio millón en porcino y abocaría prácticamente al cierre al 95 % de las granjas cunícolas.

Según la coordinadora agraria, una de las propuestas previstas por la UE es reducir la densidad de población de pollos de engorde convencionales a un máximo de 11 kilos por metro cuadrado. Si se aplica, prosigue la federación sindical, significaría que Bruselas solicitará a los productores avícolas convencionales que realicen importantes inversiones en las granjas, mientras que el número de aves en las granjas tendrá que reducirse en un 72%. A modo de ejemplo señalan que si una granja estándar de 1.800 metros cuadrados tiene ahora capacidad para 33.000 pollos, con la nueva normativa ya solo daría cabida a 11.000 animales. El granjero vería reducir sus ingresos en una tercera parte y eso acabaría trasladándose antes o después al consumidor, que acabaría pagando el pollo de granja casi al mismo precio que el de corral.

"El bienestar animal no tiene por qué mejorar con estas medidas, asegura el sector. Las naves actuales están preparadas con sistemas de calefacción, sistemas de refrigeración y sistemas de ventilación que aseguran unas condiciones óptimas de temperatura y calidad de aire. Criar a menos densidad no es sinónimo de tener estos parámetros mejor controlados. De hecho, puede ser más difícil y costoso conseguir mantener las temperaturas de una forma adecuada”, apunta Eloy Ureña, responsable del sector avícola de COAG, en declaraciones a Europa Press.