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Ser mujer en una sociedad injusta

(Lucía Lastanao. 3º de ESO La Salle Montemolín)

Actualmente vivimos en una sociedad que ha evolucionado positivamente en numerosos aspectos; pero nada es perfecto, por lo que todavía queda bastante para llegar a una sociedad justa, liberal e igualitaria para todos. La importancia de la mujer antiguamente era prácticamente nula, únicamente servía para mantener el hogar y poco más; el hombre era imprescindible para su vida. La mujer no tenía ni voz ni voto.

Los derechos de la mujer eran mínimos y por suerte, tras numerosas revoluciones, la situación ha cambiado para bien.

En pleno siglo XXI en España, las mujeres podemos vivir libres sin depender de nadie, sin ser autorizadas por una figura masculina para tomar decisiones. Digo en España, ya que desgraciadamente en otros países o religiones la situación no ha evolucionado: la mujer tiene completa dependencia y debe obedecer a su marido o padre en caso de no estar casada.

A pesar de la mejora respecto a la igualdad que hay hoy en día, se siguen presentando acontecimientos o situaciones machistas poco justas. Un ejemplo, sin ir más lejos, es la desigualdad en el empleo: la mujer trabajadora tiene, en algunos casos, menor sueldo que un hombre que realiza el mismo empleo.

Además, le es mucho más complicado evolucionar y llegar a un puesto de más importancia, solo por el hecho de ser mujer. Estas injusticias deben cambiar... Luchemos y reivindiquemos un mundo más justo.

Bastante mejor pero no suficiente

(Beatriz Moreno. 3º de ESO La Salle Montemolín)

Han pasado muchos años desde esa época en la que la mujer era usada como instrumento para alianzas familiares. Se han producido muchos cambios, pero, ¿son suficientes?

Está claro que la sociedad ha evolucionado a mejor, y que la mujer ha dejado de ser un objeto para servir a otros. Hemos hecho que no tenga que entregar la dote, que no se tenga que quedar en casa al cuidado de los hijos, que pueda votar y, sobre todo, que esté integrada.

Hoy en día las mujeres forman parte de la sociedad y tiene los mismos derechos que los hombres. Muchas de ellas son exitosas científicas que han hecho avanzar la ciencia. Pero no lo hemos logrado del todo. En nuestra cabeza todavía siguen esos estereotipos y comportamientos machistas con los que nos han bombardeado desde pequeñas.

En conclusión, se han dado grandes avances en cuanto al papel de las mujeres en la sociedad, pero aún queda mucho trabajo por hacer para que desaparezcan esos pensamientos y comportamientos que fomentan la desigualdad entre los hombres y las mujeres, con los que hemos crecido y todavía vivimos.