APUNTES EMOCIONALES

¿Quién dijo miedo? Así puedes superar tus temores en la adolescencia

Sentir miedo no es malo pero cuando este aparece y nos impide avanzar, hay que transformar la inseguridad en confianza

Los miedos surgen en momentos de crisis, incertidumbre y debilidad.

Los miedos surgen en momentos de crisis, incertidumbre y debilidad. / FREEPIK

Mónica González Trigo

¿Cuánto te gusta jugar a pasar miedo? ¿Ver películas de miedo? ¿Hacer bromas para que otros pasen miedo? ¿Hacer actividades cuyo objetivo es vivir la sensación del miedo mediante escape room, laberintos o trenes del terror? ¿O tal vez dar grandes sustos?

A todos no nos gusta por igual, sencillamente porque nuestros cerebros no actúan todos de la misma manera. En algunos nuestro cerebro reacciona con más respuesta de la hormona dopamina que otros. Y esta diferencia en la respuesta genera que unos disfrutan y otros no, así de sencillo.

Si eres de los que no disfruta y lo pasa mal, pide ayuda y evita meterte en experiencias que no son de tu agrado, no estás obligado. ¿Para qué pasarlo mal? Ninguno de nosotros debe obligar a aquellos amigos que no desean participar si no lo desean: no juzgues, no molestes; no tienen tu cerebro.

¿Qué ocurre con los miedos de verdad?

Aparecen en un momento de crisis, incertidumbre, debilidad, en situaciones en que las emociones se adueñan de nosotros. ¿Estos miedos que te acechan son peligrosos para ti? ¿Son peligrosos para tus familiares y allegados?

Hay salida, recuerda cuántas personas comentaban en la crisis del confinamiento que habían logrado una nueva oportunidad personal a raíz de verse obligados a cambiar y acabaron mejorando. ¿Sientes que necesitas ayuda para cambiar ese miedo verdadero que te está acechando? Evidentemente, no es lo mismo el miedo que vives por no saber si apruebas un curso que si lo vives porque sabes que tu padre está muy enfermo y no sabes si curará.

Cuando se juega a pasar miedo, el cerebro sabe que la supuesta amenaza no es real. Sin embargo, muchos de los miedos verdaderos que corren por nuestra mente tienen que ver con falta de confianza en nosotros mismos. Y confiar en ti si que es una elección, en esto si deberías detenerte y ayudarte. Ayudarte a ti mismo o a los demás, si observas que lo necesitan.

La buena noticia es que la confianza en uno mismo y la actitud ante la vida se construye en tu interior y la verás reflejada en tus propias acciones. Verás como en muchas ocasiones tu sí puedes cambiar algo. Tu compromiso lo verás con tu acción.

¿Y tú de qué lado estás?

Hoy en día se sabe que la mayoría de nuestros miedos son imaginados, que pensamos en mil preocupaciones que no sucederán y sin embargo no nos permiten avanzar. A las personas mayores también nos pasa, imaginamos mil preocupaciones que seguramente nunca ocurrirán; sin embargo, esas preocupaciones de que te ocurra algo no nos deja avanzar.

No quiero decir que hay que vivir sin miedo, sino aprender que cuando lo sientas no le permitas que te detenga, si consigue detenerte el que pierdes eres tú. Recuerda hacer este ejercicio:

  • Cuando algo te salga mal: ¡siéntelo! ¡admítelo! ¡atiéndelo! Ya que el miedo pierde la fuerza cuando nos hacemos dueños de nuestra vida. Elige qué pensar y qué sentir. Recuerda que, por muchas cosas que puedan venirte, ocurrirte, ninguna de ellas vale tanto como tu propia vida.
  • Busca y apunta personas que se esforzaron tanto en la vida que a pesar de vivir penurias consiguieron ser eficiente, eficaces y avanzaron.

Que nada te detenga en casa, que nada te permita no hacer ese trabajo que te han pedido en el instituto, que nada haga que no superes un examen. Que nadie te obligue a pasar miedo si eres de los que no le gusta.

¿Quién dijo miedo? ¿Tú de qué lado estás? Qué tu miedo sea tu defensa, que sea elegir por donde irás, con miedo, sí, y siempre avanzando. Te invito a que en estos días que a algunos les gusta disfrutar a jugar a pasar miedo, tu incluyas la felicidad.

Un ejercicio para superar tus miedos

Te propongo escribir una lista de cuáles son en tu caso esos mini momentos, experiencias o acciones muy concretas que favorecen tu propio estado de ánimo y te hacen sentir mejor. Momentos y experiencias que no hagan gastar dinero o que sea muy poquito. Estoy segura que eres capaz de escribir diez posibilidades diferentes. Al finalizar tu lista, te invito a que, analices ¿Qué es lo que hago en mi día a día para cambiar algunos mini momentos que hacen que lo pases mal? ¿Y cuáles son esos mini momentos que te hacen sentir mejor?                    

Estoy segura que ya estás pensando qué puedes hacer tú para encajar mejor en un grupo de gente sana, en aprobar, aunque sea a penas las notas y sacar el curso, qué puedes hacer para discutir menos en casa o con los compañeros y compañeras, qué puedes hacer tú para no obligar a nadie a que haga algo que le está produciendo miedo. ¿De qué lado estás ahora?