China, la fortaleza del dragón deja su huella en Aragón

Este sábado, 10 de febrero, mientras España está inmersa en la celebración del Carnaval, en China millones de personas se reunirán con sus familiares para dar la bienvenida al Año Nuevo. Esta fiesta, que marca el fin del invierno y el paso a la primavera, tiene más de 4.700 años de antigüedad y es una de las festividades más importantes que se celebran en el país asiático, el equivalente a nuestra Navidad.

Este 2024, el Año Nuevo Chino será muy especial, ya que muchas personas regresan a su país de origen tras varios años sin poder asistir a la celebración por las restricciones del covid. Además, los chinos darán comienzo al Año del Dragón, la figura más importante del horóscopo chino y el animal mitológico con el que se identifica al gigante asiático. 

"El dragón simboliza la alegría, la vitalidad, la fortaleza y el éxito que China siempre ha tenido. El imperio chino fue una potencia invencible hasta el siglo XIX y hoy en día está recuperando esa hegemonía", explica Rafael de Miguel, director del Instituto Confucio de la Universidad de Zaragoza, entidad que se dedica a difundir la lengua y la cultura china entre los universitarios interesados en este pueblo milenario, inventor de la pólvora, el papel, la brújula y la imprenta.

Rivalidad con Estados Unidos: la guerra comercial

Con más de 1.400 millones de habitantes, China se ha convertido en la segunda economía mundial y en una gran potencia, disputando el liderato a Estados Unidos. Ambos países están enfrentados en una guerra comercial que, básicamente, consiste en imponer aranceles a las mercancías que llegan de uno u otro lado a sus respectivos países.

Según De Miguel, este conflicto tiene su origen en el papel cada vez más importante de China en la economía mundial. Desde su entrada en la Organización Mundial del Comercio en 2002, China se ha convertido en la gran fábrica del mundo. "El 50% de las prendas y calzado que vestimos se producen en China, así como el 90% de los componentes de nuestros aparatos electrónicos, como microprocesadores y circuitos", explica. 

China no es solo la gran fábrica del mundo, también es su gran puerto

Pero no solo eso. China tiene además la capacidad logística suficiente para abastecer de estos productos al mundo en muy pocas semanas, gracias a sus súpercontenedores y puertos marítimos. Todo esto provoca temor en Estados Unidos, que ve cómo el yuan (la moneda china) rivaliza con el dólar americano como principal divisa en el comercio internacional.

El auge de la economía china en el mundo repercute también en Aragón. La fortaleza del dragón se deja notar, aparte de en el interés por la lengua y la cultura chinas, en el turismo (hasta la llegada de la pandemia los turistas chinos eran los extranjeros que más visitaban la ciudad de Zaragoza) y sobre todo, en la economía de la comunidad.

La huella de China en tres sectores clave de la economía de Aragón

"Tres sectores estratégicos para Aragón como son la logística, las energías renovables y la automoción, dependen de la tecnología y de las inversiones de empresas chinas", asegura el especialista.

El principal puerto seco de la plataforma logística de Zaragoza (Plaza), por donde entran y salen gran parte de las mercancías que pasan por la capital aragonesa, es gestionado por una empresa china, y también la mayoría de los componentes internos de los aerogeneradores y placas solares que se instalan en Aragón se compran a empresas chinas. 

Otro proyecto muy importante en el horizonte es la construcción de una gigafactoría (fábrica de baterías para coches eléctricos) en Figueruelas, para la cual el fabricante de automóviles Stellantis se ha aliado con una empresa china.

En el gigante asiático se producen el 37% de todas las baterías para vehículos eléctricos del mundo, incluidos los de la marca Tesla.

Más de 7.000 chinos 'aragoneses'

Al mismo tiempo, la población china en Aragón ha ido en aumento. En la actualidad, viven con nosotros más de 7.000 chinos aragoneses, el 80% de los cuales proceden de la misma provincia, Xinjiang. 

Frente al hermetismo que siempre se ha atribuido a la comunidad china, comprensible si se tiene en cuenta el choque cultural y la barrera del idioma, el director del Instituto Confucio sostiene que está habiendo un cambio. "Ya no es el chino que estábamos acostumbrados a ver en el bazar o en hostelería, mucho empiezan a estudiar en la universidad y en ciclos formativos y no solo empiezan a tener el capital económico que se prestan entre ellos, sino un capital humano muy formado".

Estamos ante "una China que se abre y que quiere participar", asegura De Miguel, que pone como ejemplo el desfile del Año Nuevo Chino en Zaragoza. Una apertura en la que tienen mucho que ver los jóvenes, las nuevas generaciones de aragoneses de origen chino que "quieren sentirse integrados porque no tienen intención de regresar y quieren formar parte de la comunidad", explica el experto, que señala que cada vez hay más matrimonios mixtos y mestizaje.