Siento discrepar de la general euforia y alto grado de satisfacción por el cuantitativo éxito y supuesto cualitativo interés de una audiencia televisiva de doce millones de votantes, pero el debate o cara a cara entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy me resultó tan insufrible que no pude sufrirlo hasta el final. Dos precarios líderes, con dos precarios programas... Para que ineluctable, inevitablemente, uno de los dos gane y gobierne... de forma precaria.

Esta España gris del bipartidismo televisivo, con periodistas, como Campo Vidal, haciendo de relojeros, no nos representa a muchos y seguramente cada vez a menos.

Ya sé o supongo que los líderes del PP y del PSOE son españoles --gallego Rajoy, cántabro Rubalcaba--, pero, escuchándoles, ni lo parecen ni casi nadie diría que lo son. Sus latiguillos y frases hechas, sus clónicas medidas económicas y sociales perfectamente serían aplicables a cualquier otro país, con sus agujeros en inversión y empleo. Ellos mismos podrían ganarse la vida en la política austríaca o letona.

Ninguno de los dos, ni Rubalcaba ni Rajoy, habló de nuestra historia, de nuestra cultura o de nuestras señas de identidad. La explicación es muy simple: no las conocen. Estos políticos de medio pelo, sostenidos por el andamio del bipartido y los cambalaches de las teles, son producto de la transición política. Abajo de los años 70 no contemplan más que un pozo con oscuros remolinos como, por ejemplo, la guerra civil. De la formación de nuestras instituciones, del proceso de constitución del ser español no deben de saber gran cosa o, digo yo, emplearían tales saberes como Obama se refirió a los padres peregrinos del Mayflower o a los vivacs del ejército independiente en las riberas del Potomac. (Para no citar nombres mayores).

En lo económico, que dicen era el meollo, uno --Rajoy-- admitió no ser especialista, mientras que el otro --Rubalcaba-- bastante hizo jugando al despiste con las pifias de su gobierno.

El resto de propuestas electorales, los reformistas, los indignados, la izquierda de verdad, los autonomistas y nacionalistas, los ecologistas fueron ignorados de esta profana celebración de la alternancia entre intereses mayoritarios.

La crisis se ha llevado ya a bastantes meritorios, y a estos dos grandes líderes de estos dos grandes partidos se los llevará también.