Debate a tres en RTVE

Abascal se diluye en el debate y no pone en apuros a Sánchez y Díaz

El líder de Vox quedó fuera de juego en un debate en el que tenía todo el espacio de la derecha

Se enrocó con la ley trans, trató de arrinconar a Sánchez por sus pactos con poco éxito y evitó ataques a Feijóo

El líder de Vox, Santiago Abascal, durante el debate a tres en RTVE.

El líder de Vox, Santiago Abascal, durante el debate a tres en RTVE. / JUANJO MARTÍN.

Paloma Esteban

Fue un dos contra uno, pero Santiago Abascal no encontró el hueco. El líder de Vox tenía todo el espacio de la derecha en el debate a tres de RTVE —Alberto Núñez Feijóo declinó la invitación y no asistió— pero no fue capaz de exprimir la oportunidad. Empezó el encuentro avanzando que habría “mentiras, excusas y manipulaciones” en datos económicos y sobre su propio programa electoral, mientras encajaba los primeros golpes de sus rivales (muy especialmente de Yolanda Díaz), que le llamaron negacionista del cambio climático y le acusaron de fomentar los discursos machistas que después terminan en casos de violencia de género. 

El líder de la extrema derecha acusó a Sánchez de haber “empobrecido” a buena parte de los españoles, echándole en cara la inflación, los datos “maquillados” de la seguridad social con más cotizaciones e insistiendo una y otra vez, en materia de política energética, en que el actual Ejecutivo “está derribando centrales térmicas”. Lo dijo en tres ocasiones a pesar de que ya ha quedado acreditado que no se están derribando presas que funcionan en la actualidad, sino barreras y azudes inútiles que pueden provocar problemas de seguridad. Pero Abascal insistió.

Abascal aportó su repertorio habitual de críticas hacia “los burócratas de Bruselas”, agrupando a PP PSOE en ese marco, “los mismos que les dan el pin de la Agenda 2030 para la solapa” dijo, y trató —con poco éxito— arrinconar a Sánchez con sus pactos, culpando a Bildu, por ejemplo, de haber apoyado la reforma laboral, cuando votó en contra. "con el patriotismo de Bildu han aprobado una reforma laboral y Bildu no quiere lo mejor para España", aseguró. Díaz le interrumpía: "Votó en contra, como usted". Sánchez remataba: "Infórmese mejor".

Insistió Abascal, mirando al presidente del Gobierno, en que veía “enternecedor” sus comentarios sobre futuras alianzas (Sánchez y Díaz repetían en todo momento que Feijóo y Abascal van de la mano), cuando “llegó al poder mintiendo, diciendo que no metería a los comunistas en su Gobierno ni incorporaría a Bildu a la gobernabilidad”. “Y acabó incluso indultando a los políticos más corruptos” (dijo, en referencia a los independentistas catalanes, sin mencionarlos en ese momento). El líder de Vox reprochó la ausencia de Feijóo, pero midió milimétricamente sus ataques. Hasta el punto de que apenas se refirió a él. Faltó iniciativa y claridad en los mensajes.

El asunto al que dedicó más tiempo fue a la ley trans, preguntando a sus adversarios una y otra vez “qué consideraban ellos que es una mujer”. Sánchez y Díaz le miraban con cierta incredulidad. Abascal aseguró que esa ley es la más perjudicial de las aprobadas junto a la ley del sólo sí es sí (“con su aprobación han traído la mayor ola de violencia machista a España” dijo). Y sobre la autodeterminación de género, puso el foco en los menores: “Permiten que en los colegios les planteen a los niños si se sienten una chica o un chico. A pesar de que ni lo han pensado. Confunden a los adolescentes, les condenan a la mutilación y a un tratamiento farmacológico irreversible”, llegó a decir el líder de la extrema derecha, asegurando que con esa norma del Ministerio de Igualdad "han borrado por completo a las mujeres".

Encontró el momento de recordarle a Yolanda Díaz sus vínculos con Venezuela, “usted representa la hoz y el martillo”, afirmó mientras la vicepresidenta tercera le pedía “seriedad” y le interrumpía, y culpó a la coalición de imponer políticas que “nadie ha votado”, defendiendo que se active el artículo 92 de la Constitución (referéndum) para preguntar a los españoles por casi todo: soberanía energética, recentralización de competencias en educación, sanidad y justicia; e incluso inmigración o subvenciones a los partidos políticos. Se trata de una de las medidas que Vox recoge en su programa electoral.