¿Tienen algún tipo de impacto medioambiental los proyectos de cooperación al desarrollo?

Todas las acciones tienen un impacto medioambiental, ya sea positivo o negativo. Lo que hay que conseguir es fomentar los impactos positivos, como la mitigación del cambio climático, la mejora de los ecosistemas o la concienciación ambiental, y reducir al máximo los negativos. Cuando el impacto es grande, normalmente existe una legislación que obliga, dependiendo del país, a hacer un informe de impacto medioambiental. Por ejemplo, este sería el caso de los proyectos de construcción de infraestructuras. Sin embargo, hay otros proyectos de cooperación al desarrollo en los que no es obligatorio hacer este informe, pero sí necesario, de cara a minimizar su impacto ambiental. Esto es lo que vamos a aprender a hacer en el curso Integración del medio ambiente en los proyectos de cooperación para el desarrollo.

¿Se ha solido tener en cuenta ese impacto medioambiental a la hora de planificar, ejecutar y evaluar los proyectos?

Tradicionalmente, los financiadores han venido pidiendo a las oenegés que especifiquen en sus proyectos cómo van a integrar en ellos el impacto medioambiental. Pero, en muchas ocasiones, se quedaba en una mera declaración de intenciones. Actualmente, cada vez más instituciones y donantes piden que se transversalice el medio ambiente en los proyectos que financian, y piden que se tenga en cuenta en todas las fases del proyecto. Por otra parte, nuestras organizaciones son cada vez más conscientes y están más comprometidas con la necesidad de tener muy presente este enfoque. En esta formación daremos herramientas para realizarlo correctamente.

¿Cómo se puede prever y mitigar la huella ambiental de los proyectos de desarrollo?

Analizando estos potenciales impactos desde las fases tempranas del proyecto, es decir, desde la identificación del mismo. A veces es necesario rechazar alternativas que pueden ser beneficiosas desde el punto de vista social, pero que son inviables desde el punto de vista ambiental. Además, es importante tener en cuenta que los impactos ambientales negativos suponen un daño para el desarrollo sostenible de la sociedad. Para mitigarlos es necesario tenerlos en cuenta desde el inicio, aunque el proyecto que queramos desarrollar no sea un proyecto medioambiental.

¿Cómo se puede evaluar el impacto ambiental generado tras la ejecución del proyecto?

Una vez ejecutado el proyecto, es importante evaluar su eficacia y su eficiencia. Evaluar la eficacia implica preguntarnos si podíamos haber conseguido los objetivos propuestos haciendo uso de menores recursos naturales o si, usando la misma cantidad de recursos, se podría haber aumentado la calidad de los objetivos. Para la eficiencia debemos partir de los indicadores ambientales que hemos incluido cuando estábamos diseñando el proyecto y analizar si se han producido desviaciones. Uno de los indicadores más utilizados últimamente es la huella de carbono. Este es un indicador que calculas para saber cuánto CO2 has emitido a la atmosfera con tu proyecto, pero hay también otros indicadores, como la huella ecológica, la huella hídrica, etc.

¿Lo apropiado sería integrar una perspectiva medioambiental en todas las dimensiones de la propia organización?

Absolutamente. Por ejemplo, el impacto ambiental de las actividades que las organizaciones de cooperación al desarrollo llevan a cabo en el sur global es diferente al impacto derivado del trabajo en la propia oficina desde la que se gestionan los proyectos. Por lo tanto, es importante incorporar la perspectiva medioambiental en todo el trabajo de la organización, sea en España o fuera de ella.

Yendo un paso más allá, ¿sería necesario tener en cuenta el medio ambiente de manera estratégica, como una dimensión integral del desarrollo económico y social?

Efectivamente, estamos viviendo un momento crucial para la Tierra, que está al borde del colapso. El cambio climático multiplica la pobreza, el hambre y las desigualdades en todo el mundo, especialmente en las zonas rurales, en las que vive el 80% de las personas pobres, y en las que existen ecosistemas estratégicos para la vida del planeta. Los países pobres son los que menos contribuyen al cambio climático y, en cambio, son quienes más directamente lo sufren. Se calcula que, en el 2050, alrededor de 140 millones de personas se verán obligadas a abandonar sus hogares a consecuencia del cambio climático. El año pasado, 227 personas fueron asesinadas por defender sus territorios y sus recursos. La garantía de derechos como la alimentación, la salud o la vida en entornos saludables depende directamente de la protección del medio ambiente.

¿Y suele hacerse en la cooperación española?

En este momento se está llevando a cabo un proceso de reforma del sistema de cooperación y estamos exigiendo al Gobierno que tenga en cuenta este enfoque medioambiental. El enfoque ecologista debe estar incluido en la cooperación como un elemento clave, y debe hacerlo con una mirada amplia que incluya factores como la vigilancia sobre las políticas económicas, la actuación de las empresas más allá de nuestras fronteras (contaminación y expolio de recursos…), la reducción de las emisiones, etc.

¿Piensan presionar al Gobierno para que sus políticas sean más sostenibles?

De la mano de Juventud por el Clima, Ecologistas en Acción, Greenpeace y Oxfam Intermón, hemos llevado al Gobierno a los tribunales, en el que ha sido llamado el juicio por el clima. Estamos denunciando su falta de compromiso con la protección del medio ambiente. El Ejecutivo continúa muy lejos de alcanzar los objetivos de reducción de emisiones que le corresponden para cumplir los acuerdos climáticos internacionales. Quien quiera sumarse al litigio, puede hacerlo a través de la web www.juicioporelclima.es. Y este próximo viernes, 24 de septiembre, personas de ciudades y pueblos de todo el planeta saldremos de nuevo a las calles para defender nuestra Madre Tierra. La huelga por el clima volverá a poner sobre la mesa la urgente necesidad de cambiar de rumbo para no colapsar. H