Llevamos años oyendo que la transición ecológica generará importantes nichos de empleo. ¿Ese futuro ya es presente?

Yo diría que sí, lo que pasa es que ahora ya estamos en el paso siguiente. No solamente hay que hablar de nichos de empleo verde, que los hay, sino que deberíamos de reverdecer todo el empleo. Es verdad que con la transición ecológica se están creando puestos muy determinados. Por ejemplo, hace no mucho se organizó una mesa de encuentro de la Plataforma de Empleo Verde, de la que Ecodes formamos parte, e invitamos a una serie de empresas aragonesas para contarles el proyecto y que ellas nos explicasen qué necesitarían para mejorar la empleabilidad de la ciudadanía en esos nuevos nichos de empleo sostenibles. Y salieron temas muy interesantes. Ahora mismo hay puestos de trabajo muy demandados pero las empresas están teniendo dificultades para encontrar trabajadores que se ajusten a esos perfiles. Por ejemplo, hoy en día es más fácil comprar placas solares que instalarlas. Y esto, a pesar del auge que están viviendo las energías renovables.

O sea, que ya no hablamos de empleos verdes, sino que la sostenibilidad se ha convertido en un eje transversal para la empleabilidad. ¿Podría llegar a ser otra fuente de exclusión laboral para los parados de cierta edad, como ocurre con la brecha digital?

Yo querría decir que no. Esa sostenibilidad de la que hablamos debería de ser intrínseca a nuestra forma de actuar como ciudadanos, en casa o en el puesto de trabajo, y hacia ahí debemos ir todos. Pero no tiene por qué producirse una exclusión por no tener esa formación.

Sin embargo, ¿puede ocurrir lo contrario, y convertirse la formación en sostenibilidad en una oportunidad para el empleo?

Claro. De hecho, con el Programa Integral para la Mejora de la Empleabilidad y la Inserción (PIMEI) que hemos puesto en marcha en Ecodes, Re-Cíclate Verde, justamente buscamos eso, que la sostenibilidad sea un valor añadido en el currículum de las personas participantes a la hora de ser contratadas, un hecho diferencial que puede ser muy interesante para la empresa.

¿Por qué es una ventaja para la empresa?

Por dos razones muy claras. La primera de todas, por solidaridad, porque al fin y al cabo estamos viviendo en un en un planeta prestado y, al paso que vamos, lo vamos a devolver hecho unos zorros. Hay que trabajar más para cederlo en buenas condiciones a nuestros hijos y nietos, aunque a veces se nos olvida el bien común. Pero también es interesante para el empresario. Si tú desempeñas sosteniblemente tu labor, vas a gestionar correctamente los recursos, y eso va a tener una rápida repercusión económica. Apagar las luces, controlar la temperatura de la calefacción… Todos esos guiños a la sostenibilidad te llevan a un uso racional de la energía, y esto puede aplicarse a otros recursos, como el agua. Una persona que tenga ese input de sostenibilidad en su perfil va a ser más rentable económicamente a la empresa. Y si nos vamos un poquito más allá, si esa empresa está pensando en hacer una memoria de sostenibilidad, una línea que se está trabajando mucho, no es lo mismo empezar a trabajar con una plantilla con conocimiento y sensibilizada para conseguir ese objetivo que partir de cero.

¿Cuál es elemento diferencial de Re-Cíclate Verde de Ecodes frente a otros programas para la mejora de la empleabilidad?

Justamente, lo que estamos hablando: la sostenibilidad. Como en otros PIMEI, trabajamos de manera individual las cualidades y potencialidades que tiene cada persona, le ayudamos a hacer el currículum, a preparar una entrevista, a salvar la brecha digital... Pero, a toda esa parte de empleabilidad, nosotros le añadimos el plus de la sostenibilidad.

¿A qué perfiles se dirige?

A mayores de 45 años y a parados de larga duración.

¿Qué itinerario siguen los participantes?

Lo primero es la parte más personal e individualizada de todos estos programas. Llevan una parte de tratamiento individual de tú a tú, y luego hay otras formaciones grupales. Por ejemplo, cuestiones como la gestión del tiempo, romper la brecha digital... El tema de la sostenibilidad también es una de esas partes de la formación que se hacen de forma grupal, y es que además se está planteando justamente así para que haya un intercambio de opiniones entre los participantes, y que no sea aquello de, por decirlo de una forma simplista, «lo que lleve el punto verde es lo que se recicla». Vamos más allá de aprender unas determinadas normas, sino que lo que realmente intentamos es que el participante lo interiorice y entienda por qué tiene que actuar así.

¿Cómo se enfoca esa parte de la formación para que resulte útil a perfiles laborales muy diferentes los unos de los otros?

El programa aborda temas transversales relacionados con la energía, el agua, los residuos, la economía circular y la movilidad. Y, además, creemos que también es interesante porque estos contenidos nos sirven a todos como ciudadanos. Son cuestiones que todos debemos interiorizar, y no precisamente poco a poco, pero tanto en nuestras casas como en nuestra forma de trabajar.

Después de esa formación, ¿el alumnado está mejor preparado para unos determinados empleos que para otros?

Contamos con alumnos con perfiles muy variados, y ellos mismos también van a elegir aquellos puestos de trabajo en los que se sientan más cómodos o aquellos para los que tienen una formación previa que les encaje mejor. Esta formación en sostenibilidad que ofrecemos es un denominador común para todo tipo de empleos. Me remito al ejemplo de antes, con las placas solares. Nosotros no vamos a enseñar a colocarlas. Tanto si optas por ese trabajo como por ser camarero, lo interesante es que, al recibir toda esta formación en sostenibilidad en equipo, los participantes analizan entre todos cómo aplicar todas esas recomendaciones en su ámbito laboral, ya sea un bar o una empresa de energías renovables. Lo que sí se va a tratar de forma individual es cómo aterrizar todo eso en su puesto de trabajo, y cómo poner en valor esa formación a la hora de afrontar un proceso de selección para un empleo.