El emprendimiento social desde el medio rural protagoniza la tercera y última sesión de la XXVII edición de las Jornadas de Economía Solidaria, que desde hace más de 25 años organiza la Red de Economía Alternativa y Solidaria de Aragón (REAS Aragón). Este año, el lema del encuentro, que se celebra desde el pasado lunes en el Centro Joaquín Roncal de Zaragoza, es Actívate por una economía transformadora.

A lo largo de estos tres días, voces expertas están abordando el activismo económico, energético y rural. A través de iniciativas consolidadas de personas y entidades, que han permitido desarrollar negocios ecosociales viables, REAS Aragón pretende inspirar a la ciudadanía para que se active «en aras de consolidar otro modelo económico que desplace la lógica del lucro, el empobrecimiento social y medioambiental y la maximización de beneficios»; es decir, a favor de la economía social y solidaria, «que pone en el centro a las personas y la sostenibilidad del planeta», explican desde la organización.

Ante los grandes retos del presente, como la crisis ecológica o las desigualdades sociales y de género, «el actual modelo económico, en crisis casi perpetua desde hace ya más de una década, ha demostrado sus limitaciones», sostienen desde REAS Aragón. De ahí la importancia del activismo.

«Mantener una opinión crítica, saber analizar y detectar los problemas y denunciarlos está muy bien, pero para forzar el cambio es necesario tomar en nuestras manos la iniciativa y jugar un papel activo para esa transformación» de las relaciones económicas hacia otras más «justas, libres y equitativas».

Una de las consecuencias que, en opinión la organización de las jornadas, ha tenido el modelo económico vigente, es el olvido del medio rural. Ha propiciado una extracción masiva de mano de obra que ha provocado un auténtico éxodo en los pueblos, que han quedado relegados a meros productores de materias primas, vaciando así de personas y recursos en el territorio.

Frente a esta realidad, este miércoles se hablará en el Centro Joaquín Roncal del Proyecto EREA (Ecosistema de Emprendimiento Rural en Aragón), una iniciativa del Gobierno de Aragón y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico con la que colabora REAS Aragón. Gestionado por la Fundación Aragón Emprende, pretende impulsar los ecosistemas de emprendimiento en el medio rural aragonés desde la economía social, promoviendo el desarrollo sostenible y el bienestar de sus habitantes. Tras dos meses de aprendizaje, las iniciativas inscritas tendrán la oportunidad de acelerar e incubar sus proyectos empresariales.

Cooperativas

Aunque las verdaderas protagonistas de la jornada serán tres cooperativas que van a contribuir con su experiencia a la formación de los participantes de EREA. Todas ellas han puesto en marcha iniciativas económicas que favorecen un desarrollo sostenible y justo en los pueblos aragoneses donde se asientan. Una es Tararaina, con sedes en Pina de Ebro y Yebra de Basa; otra es Ixambre, de Artieda; y la tercera es Silvestrina, de Aguaviva.

En Tararaina «ideamos y ponemos en marcha proyectos piloto, bien directamente o dando apoyo a otros agentes territoriales públicos o privados, que plantean soluciones diferentes y creativas a los problemas derivados de la despoblación con el objetivo de generar modelos que otros puedan replicar», explica una de sus dos socias, Ángela Millán. Tararaina es economía social en estado puro, ya que «la parte económica queda supeditada al cumplimiento de su objetivo principal», que es «resolver una necesidad social existente: la dinamización rural y la lucha contra la despoblación», afirma.

Ixambre, por su parte, es una cooperativa de trabajo asociado «que busca acabar con las condiciones laborales precarias a las que nos enfrentamos los jóvenes que vivimos en zonas rurales del Pirineo, desde un enfoque colectivo», señala Alfonso Ríos. Actualmente gestionan tres recursos municipales de Artieda (el albergue, el cámping y un restaurante), una consultoría de desarrollo rural y un proyecto de apoyo psicosocial.

Por último, Silvestrina se dedica a la gestión de proyectos I+D+i que vinculan ciencia y territorio. «Prospectamos patrimonios territoriales para incidir en la transformación de la matriz productiva de pueblos y comarcas tradicionalmente rurales o menos industrializadas», apunta Oihane Ruiz. Esta cooperativa es la matriz del Laboratorio Bivo de Aguaviva, un centro de investigación «centrado en biomateriales derivados de la madera o de tejidos vegetales como sustitutos de los materiales de aleación, y en sus potenciales aplicaciones en la construcción o en sistemas de movilidad».