Los tiempos cambian pero las viejas costumbres se mantienen. Los almuerzos en familia en plena ofrenda de flores ristra de longaniza y bota de vino en mano son un clásico de las Fiestas del Pilar, una tradición gracias a la cual, a muchos les cuesta menos madrugar para vestirse el traje de baturro y salir a la calle antes de que amanezca.

Los Pilares son un espacio de encuentro y reunión para los zaragozanos y para quienes les visitan. Lo mismo se acaba jugando al juego de la albarca con la Peña Los 5000 del barrio de las Delicias que tomando un vermut con un animado grupo de joteros en algún bar del Tubo.

Los hay que esperan todo el año para fumarse un puro en una corrida de toros en la plaza de La Misericordia, o quienes aprovechan cualquier momento y lugar para lanzarse a bailar y cantar una jota llevados por el clímax festivo.

Porque si hay una banda sonora de las Fiestas del Pilar esa es sin duda la de las jotas aragonesas que durante toda la semana resuenan por la ciudad. La jota se baila, se canta y se siente de una manera especial en estas fechas.

Las actuaciones se reparten por distintos escenarios de la ciudad, algunos de ellos ya desaparecidos, como el que se ubicaba a las puertas de El Corte Inglés de Sagasta hasta principios de la década de los 90.

Con la remodelación de la plaza del Pilar en 1991, aparecieron nuevos lugares más idóneos para albergar muestras y festivales de folclore, como la fuente de Goya y la fuente de la Hispanidad, donde hasta día de hoy las asociaciones y escuelas de jota aragonesa ofrecen sus mejores repertorios ante un buen número de asistentes y curiosos.

Pero el folclore aragonés es mucho más que jotas de picadillo, seguidillas, boleros y rondaderas. Palotiaus y dances tradicionales se dejan ver estos días por la capital aragonesa, sobre todo en lugares como la ofrenda de flores.

La de frutos es también un escaparate para las manifestaciones de folclore de otros lugares de España, como los trajes típicos del Carnaval de Zubieta en Navarra o las torres de castellers que animan el recorrido de los oferentes.

El nivel de excelencia que alcanza hoy en día la jota aragonesa se demuestra en los certámenes oficiales de jota infantil y de adultos, tanto en la modalidad de baile como de canto, que se llevan a cabo actualmente en el Auditorio de Zaragoza y que van ya, nada más y nada menos, que por su 133 edición.

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También se celebran muestras de indumentaria aragonesa, un campo que ha experimentado un gran auge en las últimas décadas, gracias a las habilidosas manos de artesanas como Feli Madurga y su hija María Pilar, que han vestido a personalidades como la soprano Pilar Lorengar.

Otra de las citas que tienen lugar durante las fiestas es el acto de homenaje a las defensoras de Zaragoza, las Heroínas de los Sitios, donde la indumentaria tradicional de la época también tiene un papel primordial.