Con más de quinientas canciones compuestas y con una carrera de cincuenta años a sus espaldas, Antônio Pecci Filho, más conocido por Toquinho, llegó a Zaragoza para intentar hacer un resumen de su trayectoria a los cientos de espectadores que fueron a disfrutar de la actuación del artista brasileño en el que fue el último concierto de las Fiestas del Pilar en el Jardín de Invierno del Parque Grande José Antonio Labordeta.

Complicado propósito el de Toquiño viendo su inabarcable cantidad de éxitos, pero junto a su guitarra, como si el carioca y su instrumento fueran un binomio inseparable, fue repasando su medio siglo en los escenarios a golpe de Bossa nova, samba y música popular brasileña.

No estuvo solo Toquiño en su actuación, sino que estuvo acompañado por un bajista, un batería y la voz de su compatriota Camila Faustino. Pero la protagonista de su concierto fue su guitarra, con la que el artista volvió a demostrar una maestría al alcance de muy pocos. Algunas de las canciones que más canto un público al que tardó poco en meterse en el bolsillo el brasileño fueron ‘Tarde me Itapuã’, ‘Que maravilha’, o ‘Nosso amor’ aunque la más aplaudida fue su archiconocida ‘Aquarela’, la canción que le propulsó al estrellato.

En su tercera visita a la capital aragonesa, tras las de 1897 y 2008, Toquinho quiso acordarse y agradecer a todas las personas que le han influenciado e inspirado a lo largo de su carrera y muchas de las canciones que interpretó fueron de sus maestros.

El brasileño consiguió congregar a un público muy variopinto, demostrando que la música del guitarrista consigue cautivar a varias generaciones. Los asistentes disfrutaron hasta la última nota de los ritmos brasileños, tanto los movidos como los pausados, en el que fue el concierto que cerró las actuaciones en el Jardín de Invierno, un escenario que, tras su debut el pasado año, se consolida como un espacio a tener en cuenta.