Así se encuentran las esculturas del Parque Grande

Muchas de ellas presentan erosión, suciedad u oxidación y precisan ya de una rehabilitación

Inma Marín Soriano

Inma Marín Soriano

Recorrer el Parque Grande José Antonio Labordeta es también darse una vuelta por la historia de la ciudad de Zaragoza. Un total de 22 esculturas se reparten a lo largo de más de 270.000 metros cuadrados de extensión.

La intención del consistorio, según el consejero de Urbanismo, Víctor Serrano es utilizar el dinero restante de la restauración de la obra en honor a Basilio Paraíso, para acometer una rehabilitación del resto de esculturas que se encuentran en el parque.

En general todas las esculturas del parque presentan un visible deterioro; letras borradas, manchas de óxido y suciedad.

En el paseo de los Plátanos se encuentra el banco de lectura que Ramón Acín dedicó a Luis López Allué, escritor, periodista y director oscense. Su busto se encuentra visiblemente oxidado y el banco acumula suciedad.

Así están los monumentos del Parque Grande José Antonio Labordeta

Andreea Vornicu

Eusebio Blasco era un prolífico escritor zaragozano. La escultura a pesar de que está visiblemente erosionada no es una de las que peor se encuentran del parque.

La de Alfonso I El Batallador, que tan solo presenta suciedad. Es una de las esculturas con mayor dimensiones y mejor conservada del parque.

Por iniciativa del Colegio de Médicos de Zaragoza se eligió la obra denominada Centauro Quirón, de Pascual Salaberri para homenajear a Félix Cerrada, conocido popularmente como "Doctor Cerrada". Un busto de bronce sencillo cuya inscripición con su nombre apenas es reconocible, visiblemente deteriorada por el paso del tiempo.

La de Tenor Fleta, ubicada en el centro de una fuente, está inspirada en una de sus interpretaciones más famosas. La obra de bronce está visiblemente oxidada y la piedra que lo sujeta presenta roturas y falta de material.

El Niño con Estrella en honor a Ruben Darío es una de las esculturas más originales realizadas en bronce. Este material ha tendido a la oxidación y a la generación de fisuras tanto en la placa como en la figura.

Y uno de los bustos más recientes, inaugurado en 1985, es el del actor y cómico turiasonense Paco Martinez Soria. Su rostro se encuentra acompañado de una baldosa con su nombre cuya pintura está casi borrada.

Por último el busto del dramaturgo Joaquín Dicenta sufre de rugosidades en la parte inferior de su cuerpo, oxidación y suciedad. Además, la piedra donde descansa está erosionada.