Visita del Pontífice

El papa Francisco defiende en Marsella el "deber" de socorrer a los migrantes

A principios de la semana pasada, más de 8.000 hombres y mujeres, la gran mayoría de ellos procedentes de países africanos, llegaron de manera clandestina en la isla italiana de Lampedusa, que ha visto sobrepasada su capacidad de acogida

El Papa abandona el homenaje en el memorial a los marineros y migrantes muertos en el mar, este viernes en Marsella.

El Papa abandona el homenaje en el memorial a los marineros y migrantes muertos en el mar, este viernes en Marsella. / AFP

Enric Bonet

El papa Francisco ha iniciado este viernes por la tarde una visita de dos días en Marsella, en el sudeste de Francia. Aunque se trata de un desplazamiento religioso, tiene una carga política evidente: alertar de la tragedia que viven los migrantes en el Mediterráneo, donde han muerto ahogadas cerca de 30.000 personas desde 2014, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Esta defensa de una mayor humanidad en el trato a los que huyen de la pobreza y la guerra es una de las señas de identidad del pontífice argentino. Pero ahora cobra mayor relevancia en medio de una nueva controversia migratoria en Europa, por el aumento de las llegadas en la isla italiana de Lampedusa.

"Deben ser socorridas las personas que, al ser abandonadas sobre las olas, corren el riesgo de ahogarse. Es un deber de humanidad, es un deber de civilización", ha pedido Francisco, con el azul del mar Mediterráneo y el atardecer de fondo. Tras haber aterrizado por la tarde en la segunda ciudad de Francia, el Pontífice ha rendido homenaje a los migrantes y refugiados ahogados ante un memorial próximo a la basílica de Notre Dame de la Garde. 

"Son nombres y apellidos, son rostros e historias, son vidas rotas y sueños destrozados (...) Frente a semejante drama no sirven las palabras, sino los hechos", ha añadido antes ante líderes religiosos y miembros de asociaciones de ayudas a migrantes. Antes, también había participado en una ceremonia religiosa en la emblemática catedral en la ciudad foceánica. El Papa se reunirá el sábado por la mañana con el presidente francés, Emmanuel Macron, y también celebrará por la tarde una misa multitudinaria en el estadio Velódromo.

Una visita marcada por los migrantes y la multiculturalidad

"Voy a ir a Marsella, no voy a ir a Francia", ya había advertido en agosto el Papa después de su visita a Lisboa. Con este segundo desplazamiento al territorio galo durante su papado —el primero había tenido lugar en 2014 en el Parlamento Europeo a Estrasburgo—, Francisco quiere privilegiar el carácter multicultural y marítimo de Marsella, una ciudad de contrastes, pero también de mezcla y acogida de culturas y religiones. Por coincidencias con la actualidad, aún ha ganado más peso su defensa de un trato digno a los migrantes que afrontan la peligrosa travesía del Mediterráneo. 

A principios de la semana pasada, más de 8.000 hombres y mujeres, la gran mayoría de ellos procedentes de países africanos, llegaron de manera clandestina en la isla italiana de Lampedusa, que ha visto sobrepasada su capacidad de acogida. Ante esta situación humanitaria crítica, contrasta el discurso de acogida de Francisco con la retórica de cierre de fronteras del Gobierno italiano de la ultraderechista Giorgia Meloni, pero también cada vez más presente en el Ejecutivo francés. 

Convergencia entre el Papa, oenegés y partidos de izquierdas

"Francia quiere una posición de firmeza", declaró el martes el ministro del Interior, Gérald Darmanin, quien afirmó que su país "no acogerá a los migrantes" de Lampedusa. También anunció un refuerzo de los controles policiales en la frontera francoitaliana, con un aumento de 500 a 700 desplegados. 

Coincidiendo con la visita del papa, la oenegé SOS Méditerrannée, con sede en Marsella y propietaria del barco humanitario 'Ocean Viking', ha pedido que "se devuelva la dignidad a los hombres, mujeres y niños rescatados". La Francia Insumisa (afines a Sumar) de Jean-Luc Mélenchon también ha organizado una concentración "en solidaridad con las víctimas de la barbarie anti-migrantes". Una curiosa alianza entre oenegés, partidos de izquierdas y el papa Francisco para hacer frente a la derechización del trato que reciben los migrantes.