Guerra en Oriente Próximo

EEUU ataca objetivos en Siria mientras que la ONU agota su combustible para prestar servicios en Gaza

Los grupos armados reivindican dos nuevos ataques contra bases estadounidenses en Irak y Siria

Soldados estadounidenses en Siria.

Soldados estadounidenses en Siria. / EP

Ricardo Mir de Francia

El marco geográfico de la guerra que libran Israel y Hamás sigue extendiéndose por la región con la intervención directa de nuevos actores. Estados Unidos ha bombardeado por primera vez desde el inicio del conflicto dos instalaciones en el este de Siria que, según el Pentágono, servían a la Guardia Revolucionaria iraní y sus aliados en el país. El bombardeo de los F-16 estadounidenses se ha producido casi en paralelo a que un misil golpeara un centro sanitario a orillas del mar Rojo egipcio, concretamente en la localidad de Taba, situada a más de 230 kilómetros de Gaza y muy cerca de la localidad turística israelí de Eilat, según ha informado el medio egipcio Al Qashera. Y todo ello mientras los tanques israelíes vuelven a entrar en Gaza y las agencias de la ONU paralizan buena parte de sus servicios por la falta de combustible.

La temida expansión regional de la guerra va tomando forma poco a poco a medida que la diplomacia arrastra los pies para detener la guerra y la devastación en Gaza alcanza dimensiones épicas. “Lo que estamos viendo no tiene precedentes”, le ha dicho a la BBC, Juliette Touma, jefa de comunicación de la agencia de Naciones Unidas encargada de proveer servicios a los refugiados palestinos. “Dos millones de personas están siendo estranguladas. Gaza está siendo sofocada con poquísima ayuda desde el exterior”. En tres semanas de guerra han entrado 74 camiones con ayuda humanitaria en la Franja, un cantidad insignificante, teniendo en cuenta que antes del comienzo de las hostilidades una media de 450 camiones entraban diariamente en el enclave desde Egipto. Ninguno de ellos transportaba combustible, esencial para mantener vivos los generadores empleados en los hospitales que siguen funcionando o para que funcionen las plantas desalinizadoras.

Israel esgrime que el combustible podría ser utilizado por Hamás para sus actividades militares, y sigue vetándolo en contra de la postura de Washington. Las consecuencias son severas. Las agencias de la ONU, que albergan en sus instalaciones a más de 600.000 desplazados y son esenciales para mantener la respiración asistida del torturado territorio, han anunciado este viernes una reducción significativa de sus servicios al agotar prácticamente sus reservas de combustible. Todo ello mientras Israel sigue arrasando indiscriminadamente la Franja, donde han muerto ya más de 7.000 palestinos. De ellos, más de 2.900 son niños. 

Sin relación con la guerra en Gaza

Solo durante la madrugada, los cazas israelíes lanzaron 250 ataques por toda la geografía del enclave. Y aunque la esperada invasión no llega, sus tanques han vuelto a entrar este viernes en el norte de Gaza, la tercera vez desde el inicio de la guerra, provocada esta vez por el ataque sorpresa de Hamás sobre el sur de Israel, en el que murieron más de 1.300 personas, la mayoría civiles.

Respecto al ataque estadounidense en Siria, el secretario de Defensa ha querido desligarlo de la guerra en curso y ha dicho que no habría sido consensuado con Israel. “Estos bombardeos de precisión en defensa propia son una respuesta a la serie de ataques en curso y, en su mayoría, sin éxito lanzados contra el personal estadounidense por las milicias apoyadas por Irán desde el 17 de octubre”, ha dicho Lloyd Austin en una palabras que pretenden neutralizar lo que desde fuera podría considerarse como una agresión de libro. “No constituyen un cambio en nuestro planteamiento respecto al conflicto entre Israel y Hamás”. 

Rehenes con pasaporte extranjero

Washington ha desplegado dos grupos navales de ataque en el Mediterráneo oriental para disuadir una mayor involucración de Hizbulá en el conflicto, así como un sistema antimisiles balísticos THADD en la región. Sus dirigentes no están particularmente convencidos de los planes expuestos por sus socios israelíes para la invasión terrestre de Gaza y la posterior posguerra. Como mínimo, quieren dejar un mayor margen para la liberación de rehenes. Serían un total de 220, según ha confirmado el ejército israelí. Más de la mitad tienen pasaporte extranjero. Pertenecen a 25 países, lo que incluye 54 tailandeses, 15 argentinos, 12 alemanes o 12 estadounidenses.

Después de afirmar el jueves que medio centenar de rehenes habrían muerto en los bombardeos israelíes, Hamás ha comunicado que para que puedan producirse nuevas liberaciones tendrá que haber un alto el fuego humanitario, según ha publicado el diario ruso ‘Kommersant’. Esa pausa humanitaria la apoya también ahora la Unión Europea en bloque, después de semanas indiferencia hacia la masacre de palestinos en Gaza.