El monumento de Biscarrués atrae a los turistas

El Monumento al Santísimo Sacramento de Biscarrués data del siglo XVIII. | SERVICIO ESPECIAL

El Monumento al Santísimo Sacramento de Biscarrués data del siglo XVIII. | SERVICIO ESPECIAL / la crónica cronicas@aragon.elperiodico.com

La Crónica

Una de las tradiciones del Jueves Santo es la visita a las siete iglesias o monumentos durante la noche y hasta el Viernes Santo por la mañana. Una devoción muy arraigada en el pueblo cristiano que suele hacer turnos de vela para no dejar ni un segundo solo el sagrario. Muchos se han perdido ya en el tiempo, pero el de Biscarrués, que se remonta al siglo XVIII, ha resistido y se ha convertido en un tirón turístico.

El monumento congregó a muchos fieles durante la Semana Santa. | SERVICIO ESPECIAL

El monumento congregó a muchos fieles durante la Semana Santa. | SERVICIO ESPECIAL / la crónica cronicas@aragon.elperiodico.com

Esta obra singular está formada por 23 lienzos y un sagrario, que componen un espectacular templete montado durante decenas de años en los días de la Semana Santa. Lola Giménez, concejala de Biscarrués, destaca que su primer arco abre el camino y a lo largo de las siguientes escenas se recorre la pasión de Cristo, hasta la llegada a Dios padre, esperando a las puertas del cielo. «Representa el tiempo en que el Salvador sufrió la pasión en manos de los hombres para culminar con un mensaje de esperanza», añade.

Tal como marca la tradición, este monumento se usaba únicamente para guardar el cuerpo de Cristo tras la Eucaristía del Jueves Santo y ante él se mantiene la tradición de velar hasta el Viernes Santo. Para adornarlo se colocan las cabelleras largas de plantas de trigo crecidas en bodegas en señal de luto. Otra tradición que se mantiene es poner la cabeza dentro de la arqueta tras la misa del Viernes Santo y rezar unas oraciones con la creencia de que por haber sido un lugar sagrado cura los dolores de cabeza.

Destaca siempre el color gracias a los lienzos que se instalan. Nueve constituyen las paredes del templete. Sus dimensiones varían respecto a su posición a lo largo del recorrido del templo, aunque todos ellos poseen formas rectangulares.

Asimismo, otros cuatro completan la estructura en la parte superior. Todos ellos corresponden a escenas celestes menos uno, que es el resultado de una imitación de una bóveda que cubre a Dios Padre. Todos ellos poseen forma trapezoidal, pero sus medidas disminuyen progresivamente, lo que será guía para marcar la perspectiva del conjunto. Giménez destaca que el Monumento al Santísimo Sacramento de Biscarrués se realizó poco después de la propia iglesia. En 1784, tras una visita pastoral, se vio la necesidad de construir un monumento como consta en los libros parroquiales.

Con esta obra de arquitectura efímera se pretendía hacer participes a los fieles del juicio, muerte y resurrección de Jesús y darles ocasión de adorar y acompañar la Eucaristía, presentando un escenario en forma de habitación creado a medida para encajar entre dos pilares de la nave central y decorado con los mismos motivos que los capiteles y arcos de la iglesia, que pretendía dar la sensación de estar formada por elementos de mármol o madera continuación de la propia nave; incluso la bóveda que se representa en el techo del último panel reproduce toscamente la bóveda de la iglesia.

«El autor o autores debieron ser carpinteros y pintores locales que plasmaron la iconografía habitual en estos monumentos de una forma tosca y simple aunque no exenta de originalidad», afirma Giménez, quien resalta que «ya han venido los primeros turistas que lo valoran de forma muy positiva». «Descubrimos que el viajero, además de admirar la originalidad de esta pintura popular, también quiere descubrir el sentir y la religiosidad popular, en el silencio, la devoción y la oración y el Jueves Santo es un día muy especial para visitarlo», añade.

El Monumento de Biscarrués cumple su uso litúrgico y recibe los primeros visitantes. Se está consolidando como una oferta turística, cultural y religiosa en la comunidad autónoma. Combinado con él se muestra también La Ruta de la Piedra y el Sendero Botánico–arboleda singular. De esta forma, Biscarrués, en la margen izquierda del río Gállego, está aprovechando su patrimonio y reconvertirlo en un reclamo.