Joan Clos, Jordi Portabella e Imma Mayol revelaron ayer, en la investidura del primero como alcalde, su propósito de convertir el Ayuntamiento de Barcelona en el tarro de las esencias de la izquierda. Pocos discursos con tanta carga política ha habido en los últimos 24 años en un acto de constitución del consistorio barcelonés. Como si la campaña electoral no hubiera terminado (bien es cierto que tras las vacaciones llegará la batalla autonómica), Clos prometió defender desde Barcelona el Estado del bienestar que, según denunció, está desmantelando de forma "diabólica" José María Aznar. Y añadió que, además, lo hace con el respaldo de CiU. "Nunca lo hubiera pensado", apostilló dirigiéndose a Xavier Trias, jefe de filas de CiU en el Congreso y desde ayer jefe de la oposición.

VERDADERO GOBIERNO TRIPARTITO Con 25 votos a favor (15 del PSC, 5 de ERC y 5 de ICV) sobre un total de 41, Clos fue reelegido alcalde. La clara mayoría podría haber dado pie a un acto puramente protocolario, pero Barcelona estará dirigida ahora, en el sentido más profundo de la expresión, por un Gobierno tripartito. El primer discurso de Clos fue, por tanto, todo un giro a la izquierda.

El alcalde prometió que el Ayuntamiento de Barcelona "seguirá luchando con sus propios recursos" para garantizar que se mantengan las prestaciones sociales, a pesar de que --denunció-- son a menudo competencia de otras administraciones. Explicó que en su agenda, pues, figurarán siempre dos objetivos: luchar por la equidad social y "denunciar con contundencia" a quienes impiden alcanzar esa meta.