Durante muchos meses se ha venido hablando del futuro de Marcelino Iglesias. José Luis Rodríguez Zapatero, en el mitin del pasado 26 de septiembre, le dejó claro que lo quería cerca. Y así se ha confirmado esta semana. La ascensión del presidente aragonés a la secretaría de organización del PSOE lo convierte en el número tres de su partido.

Un salto cualitativo que lo coloca en una posición inmejorable, por influencia y poder en la estructura orgánica del partido, pero que se extiende a todos los ámbitos de la acción de Gobierno. Estar todos los días en los medios de comunicación, hablando en nombre del PSOE, difuminado a veces con la posición del Ejecutivo central, convertirá a Iglesias en un hombre tremendamente poderoso, con un enorme peso.

Con su ascensión al estrellato socialista, Marcelino Iglesias cierra los dos primeros meses del curso político de forma inmejorable. El PP parece no tener espacio en el panorama político de la comunidad, acuciado y sorprendido casi cada semana por la agresiva estrategia del PSOE. Los populares parecen estar a verlas venir, con Luisa Fernanda Rudi sin mensaje y dedicada casi exclusivamente a presentar candidatos por los municipios de más de 20.000 habitantes.

Ganando tiempo

Mientras Rudi parece estar dejando pasar el tiempo, sin tener muy clara su línea de acción, el PSOE funciona como un rodillo. Lejos de establecer un línea de acción, lanzar mensajes de Gobierno y tratar de buscar algún entusiasmo, la líder popular da la sensación que quiere ganar el partido sin bajar del autobús. Pero Iglesias y su equipo están ya en el campo y en la pizarra tienen pintada una estrategia que pasa por estar todos los días en la actualidad, en tener siempre el protagonismo.

Por ahora lo están consiguiendo. Esta semana ha sido el nombramiento de Iglesias, pero la próxima los titulares pasarán por su primer acto como secretario de organización. Luego vendrá la remodelación de su Gobierno, la entrada en escena de Eva Almunia y posteriormente los presupuestos. Y así el PSOE le habrá ganado otra semana más al calendario.

Esta situación no pasa desapercibida en el Partido Popular, donde ha empezado a cundir una mezcla de nerviosismo y enfado con su líder a la que ven más ausente que nunca. A esto se suma cierta desazón por el hecho de que no se anuncie el candidato o candidata al Ayuntamiento de Zaragoza. "A veces parece que quiere ser presidenta por incomparecencia, y eso es muy difícil", reconocía esta misma semana un destacado dirigente del PP. Desde su presentación como candidata, apenas ha realizado actos de calado.

Esa postura ausente y sin reflejos contrasta con la del PSOE. Rudi, por ejemplo, hizo la primera valoración sobre el nombramiento de Iglesias un día tarde, cuando ya todo el mundo había hablado, cuando ya apenas le quedaba un espacio propio que ocupar. Llegó tarde, y no es la primera vez, dando la sensación de que ni sigue ni le interesa la actualidad aragonesa.

Le falta a Rudi un programa que destile ganas, que esté anclado en el territorio, que demuestre su conocimiento profundo del Aragón que quiere gobernar. Mientras que a los socialistas, sin tener que lanzar grandes ideas de futuro, se mantienen permanentemente en el candelero mediático a base de una estrategia de comunicación perfectamente orquestada, que coge siempre a contrapié al PP.

Nadie duda que Rudi sea un rival fuerte a la preponderancia del PSOE, pero a día a hoy, ha demostrado bien poca cosa. Permanece aislada, en la cúspide de su partido, protagonizando acciones de perfil bajo. Y mientras esto ocurre los socialistas se frotan las manos, viendo al rival atragantado por la apatía de la líder.

Sin embargo, en la confianza del equipo de Iglesias puede esconderse también su mayor debilidad.