Los incendios de invierno no son como los de verano. Para empezar, son mucho más escasos. Pero no es esa la única diferencia notable. "El fuego avanza más despacio en los meses invernales, pues hay más humedad y las temperaturas, sobre todo las nocturnas, son más bajas, y eso ayuda a matar las llamas", explica un responsable de las Brigadas de Refuerzos de Incendios Forestales (BRIF), con base en Daroca.

En el incendio del valle de Castanesa, además, se da otra característica. El avance del fuego es de arriba abajo, con lo cual el fuego progresa a menor velocidad. En verano, por el contrario, por efecto del calor, el avance puede ser de abajo hacia arriba.

"Las bajas temperaturas frenan a las llamas, aunque todo esté muy seco", explica el mismo experto, que señala que en el caso de Castanesa las BRIF han desplazado medios tanto de Daroca como de Ruente, en Cantabria. "Cantabria pone nueve hombres y un helicóptero, mientras que Daroca cuenta con otras 17 personas", señala.

Por otro lado, en el incendio de la Ribagorza se da una característica que está condicionando toda la operación de extinción y es el fuerte viento reinante, al menos los dos primeros días, los pasados jueves y viernes, aunque ayer el aire se volvió a reavivar y fue preciso suspender las pasadas de medios aéreos a partir de media tarde.

TURBULENCIAS "El viento, cuando sopla en alta montaña, crea turbulencias, rebufos, que cambian de dirección y de intensidad en función del relieve, y eso debe tenerlo muy en cuenta el piloto", añade el citado responsable de las BRIF.

"Volar con viento en estas circunstancias hace que el aparato realice muchos movimientos extraños, imprevistos, y eso debe evitarse pues puede conducir a situaciones de riesgo", añade.

De hecho, los medios aéreos no han actuado a fondo en el valle de Castanesa hasta ayer mismo. En la tarde del viernes empezaron a hacer salidas tímidamente, con cierto viento fuerte y variable que complicaba bastante su cometido.

En cambio, ayer amaneció un día con la atmósfera relativamente tranquila y todo el dispositivo aéreo se puso en marcha, una combinación de helicópteros e hidroaviones, hasta sumar once aeronaves en total, que atacó desde los fuegos más próximos a los pueblos hasta los más apartados, en las montañas de la sierra de Llauset, que limita al oeste con las pistas de esquí de Cerler, y por el este, con el parque natural de Posets-Maladeta, en la frontera entre Aragón y Cataluña.

En particular, los núcleos más afectados ayer fueron los de Seu de Dalt y Fonchanina. En cambio, la situación cambio radicalmente para los pueblos situados junto al río Baliera.