Los empresarios del juego descartan cualquier correlación con una técnica comercial en la proliferación de locales en barrios de menor renta. Se trata, según el presidente de la asociación AESA, Teo Ruano, de una simple cuestión económica y legal. «La distancia mínima de 300 metros entre salones impide la apertura de nuevos salones en el radio superficial del centro y sus alrededores, por lo que los nuevos establecimientos se deben de instalar necesariamente donde las distancias actuales entre unos y otros lo permiten. Se abren en los barrios de la ciudad principalmente por la dificultad de encontrar locales con un precio razonable en otras zonas», afirma.

La regulación de distancias y número de locales permitido es algo que, de hecho, el sector está luchando por cambiar desde hace tiempo, sin éxito. Según afirma Ruano, «desde junio del 2015 nuestra asociación ha venido solicitando a la Dirección General de Justicia e Interior la renovación de la Orden 20 de septiembre de 2010, dictada en su día por un plazo de cinco años, donde se planificaba el número de salones de juego de Aragón, y hasta la fecha no se ha realizado ninguna nueva planificacón.

Ruano lamenta que la legislación sea cada vez más restrictiva con un sector que no solo genera «importantísimos ingresos para las arcas del Gobierno de Aragón», sino que da trabajo «a no menos de 400 familias de forma directa y a más del doble de forma indirecta».

A modo de ejemplo, el último informe del juego en Aragón publicado reflejaba que en el 2016 los ingresos tributarios por juego en la comunidad fueron de 38,6 millones de euros, aunque no incluían los correspondientes a las apuestas por internet, un dato que no estaba disponible cuando se elaboró el informe (publicado dos años después).

Uno de los aspectos que más tiranteces causó entre la Administración y el sector fue la presencia de menores en los salones de juego, y Ruano afirma que en los últimos dos años solo han tenido noticia de un caso en toda la comunidad, y las sanciones por irregularidades son escasísimas.