Aragón, tierra de fiestas de pueblos. Charangas, orquestas y vaquillas acompañadas por unas cañas que luego pasan a ser unas copas. Una combinación perfecta para muchos y un peligro para otros: los padres, por la presencia constante de alcohol a la que están expuestos sus hijos.

En la localidades pequeñas los menores comienzan a consumir alcohol a edades más tempranas. "En los pueblos los padres tienen la sensación de que los niños están más seguros y que hay menos peligro", explicaba la psicóloga infanto-juvenil, Laura Martínez.

Pero hay una circunstancia añadida: la heterogeneidad de los grupos. "Las pandillas son muy variadas y hay mayores y pequeños mezclados. Estos, para sentirse como los otros, empiezan a beber antes por la presión social", apuntaba. Si ellos beben, yo también. Este es el juego. "Haciendo lo mismo que el resto se siente mayores, es algo propio de la adolescencia".

Para el psiquiatra del hospital Miguel Servet, Eduardo Martínez, los jóvenes están acostumbrados a hacer botellones en los que se junta con gente que no conocen. "Creen que desconectan del mundo, quedan para reirse y evitar las relaciones emocionales aunque estén en grupo".

Las consecuencias de comenzar a ingerir grandes cantidades de alcohol siendo pequeños no solo llegan el día de después, sino a la larga. Eduardo Martínez explicó que beber en exceso genera trastornos en la personalidad. "Cuando bebes no te socializas de la misma manera, crees que los problemas son de los otros, todos son amigos, pero luego llega la realidad".

La ingesta de bebidas afecta al funcionamiento del cerebro y quedan secuelas que afectan a la forma de relacionarse, comentaba el psiquiatra. "El rendimiento disminuye en las actividades mentales. Pierdes la concentración, la atención y la memoria.

La función de los padres es vital, "pero no pueden convertirse en detectives", recalcaba la psicóloga infanto-juvenil. "Todo en la adolescencia parte desde casa y los padres tienen que estar pendientes. Lo ideal sería que hablaran del tema con naturalidad antes de que les entre la curiosidad a sus hijos de probar al alcohol y castigarles".