Bankia, BBVA, CAM, Banco Santander, Banesto son los protagonistas de una de las obras que Adrián Melis expuso dentro de la galería ADN en este pasado ARCO 2014. Time to relax, que no relaxing cup of café (aunque como ironía también serviría), es el título de esta serie de 16 fotografías, tomadas por los bancos, de las casas expropiadas de sus dueños.

Cada imagen nos muestra en el horizonte, ya alejadas, la fachada de un piso, una terraza, un ventanal, unos tejados, una arboleda tras la que se adivina una vivienda-casas más o menos humildes, sencillas, como la de cualquiera de nosotros.

Pero no son solo fotografías, son documentos. Cada foto contiene en el centro una fecha: la del día del desahucio, de la expropiación, el día que una familia se quedó sin su hogar.

La fecha en la que esa casa pasó de ser el hogar de unos ciudadanos a convertirse en una mercancía para las entidades financieras. Unas mercancías -insisto- que esos mismos ciudadanos han seguido pagando.Que todos hemos seguido pagando.

Fechas que se marcan como tatuajes en la piel de los desahuciados. 9-1-2012 Cam; 3-01-2013 Bankia; 4-11-2013 BBVA; 9-10-2012 Santander; 2-10-2013 Banesto. Cifras y letras que reconocemos; con las que podemos identificarnos más que con un amigo; con las que estamos comprometidos de forma constante.

Fechas y plazos que son grietas en las paredes de nuestras casas que no se cubren con masilla. ¡Miren por el hueco!Lo mismo les aparece el amable oficinista de su entidad bancaria. ¡Cuidado!que son como los hombres grises de Momo, de Michael Ende; o como los agentes Smith, de Matrix; programas defensivos especialmente ideados para mantener el sistema- bancario.

El acierto y la agudeza de Adrián Melis se mostraban en ARCO con otra obra suya, colocada justo al lado de la serie de fotografías. Una televisión vieja reproduce en bucle distintos momentos en el Congreso de los Diputados en el que aparecen los políticos complacidos y aplaudiendo.Ovation se denomina la pieza. ¡Enorme paradoja! Como la irritación que produce como espectador asistir a ese circo mediático.

Las casas de los desahuciados, sin cuerpos, sin vida, juguetes rotos de los bancos y enfrente los políticos sonrientes como autómatas, impasibles, encantados de haberse conocido.

Consentidores y mantenedores de esa cruda realidad que está fuera de la pantalla y del hemiciclo.

Arte político y de denuncia que pone el foco en los verdaderos agentes y sujetos responsables de esta crisis: los bancos y los políticos.

Otra cosa es que el ciudadano instalado en una permisividad generalizada, en una ataraxia incomprensible, siga pensando que los desahuciados son los "otros". No hace falta que te quiten la casa, eso ya es el colmo. Ahí tenemos carnaza para muchas crónicas.