Reaccionar cuanto antes frente al ictus permite mejorar la supervivencia del afectado y evitar graves secuelas. Esta es una de las ideas que se puso ayer de manifiesto durante la jornada Gánale vida al ictus, que tuvo lugar en el hospital Miguel Servet de Zaragoza. La actividad, organizada por la Escuela de Salud de Aragón, integrada en la Dirección General de Derechos y Garantías del Usuario, también sirvió para identificar los signos de alarma de esta enfermedad. Algunos de ellos son la caída del brazo al levantarlo, la falta de fluidez para hablar y las dificultades para comprender los mensajes.

Se estima que en Aragón se detectan cada día ocho casos de ictus, un accidente cerebrovascular que, por cada minuto que pasa desde que se produce el ictus, se pierden dos millones de neuronas. Por eso se estima que «el tiempo de reacción es clave», según reiteró el Departamento de Sanidad.

A través de las diferentes campañas y la jornada celebrada ayer, elaborada con neurólogos y asociaciones de pacientes afectados por ictus, se dio a conocer cómo prevenir la patología, cuáles son sus signos de alerta, qué tipo de autocuidados pueden llevar a cabo los afectados y cuáles son las necesidades de los pacientes y de su entorno.

Aragón ha puesto en marcha este año el Plan de Atención al Ictus (2019-222). Entre sus medidas y tras constatarlo con evidencia científica, el tiempo para realizar un catéter (trombectomía) al paciente se ha ampliado de 6 a 16 horas. Esta es una de las grandes novedades que presenta el nuevo programa del Salud de atención a la enfermedad.

En la comunidad la patología afecta a unas 2.800 personas al año y mueren cerca de 1.000. Pese a ello, la mortalidad en la comunidad se ha reducido más del 30% desde que, en el 2008, se pusieran en marcha varias acciones. Así, pese a la población envejecida, los fallecimientos han experimentado un claro descenso y han sido un 33% menos en hombres y un 38% en mujeres.

Formación / El ictus, junto con el cáncer, sigue siendo la principal causa de muerte. Sanidad mantiene diferentes subprocesos de atención que parten de las actuaciones previas a realizar en Atención Primaria para disminuir la incidencia, pero también existen iniciativas en la fase hiperaguda, aguda y subaguda del ictus.

El segundo tratamiento más utilizado, después del cateterismo (trombectomía), es la fibrinolisis. Se trata de un medicamento que, aplicado vía intravenosa en las primeras cuatro horas y media después del ictus, logra romper el coagulo y disolverlo.

Por último, la jornada celebrada ayer le seguirá el próximo día 21 de marzo el inicio del curso de Formadores de Paciente Experto en Ictus, donde 15 profesionales y 15 pacientes compartirán el aula para intercambiar conocimientos.

En Aragón ya se han formado pacientes expertos en cardiopatía isquémica y ahora se está desarrollando el programa con el ictus, dado que la figura del paciente experto, con capacidad de autocuidado, se está potenciando en muchos sistemas sanitarios.