Raquel, de 37 años, murió estrangulada a manos de su pareja sentimental el pasado 25 de junio en el zaragozano barrio de Delicias. El autor confeso del primer crimen machista del año en la capital aragonesa, David Pellicer Criado, aseguró que «nunca» había protagonizado un episodio de violencia de género y que todo fue porque se le «fue la cabeza», si bien ya amagó con estrangularla varios días antes en un momento en el que él quiso mantener relaciones sexuales y ella se opuso.

Así lo manifestó una amiga de la víctima ante la titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Zaragoza a quien señaló que fue la propia Raquel la que se lo contó en un momento en el que ella ya había decidido romper una relación sentimental que había durado 17 años. «Siempre ha estado mal con él, un día me mandó un mensaje para para quedar y fue cuando me dijo que no quería a David, que ya no sentía nada por él, que él se lo tomó en serio», relató esta mujer, quien apuntó que tres días después de aquello «David se le intentó acercar de forma cariñosa para mantener relaciones y que Raquel le dijo que no, que esta vez iba en serio y que lo quería dejar, fue en ese momento cuando él la agarró del cuello, Raquel se asustó mucho y entonces David se echó a llorar y le pidió perdón, que no lo volvería a hacer».

También señaló que la víctima le había contado que «David le había dado empujones y que cuando discutían se ponía muy furioso, tiraba cosas de la casa y las rompía».

EN LA CAMA / El autor de este crimen, que llegó a desplazarse personalmente ante la Jefatura Superior de Policía de Aragón para informar del asesinato que acababa de cometer, reconoció ante la jueza instructora que el ataque fue sorpresivo. Según las declaraciones a las que ha tenido acceso este diario, ambos se habían acostado en la cama, donde hablaron unos minutos. Él, defendido por la abogada Carmen Sánchez Herrero, había asumido que tenía que abandonar la vivienda en la que convivían con una hija de ambos de 10 años -que en ese momento estaba con sus abuelos-. Tras callarse para dormir, David Pellicer declaró: «Se me fue la cabeza, empecé a pensar en todo lo que se me venía encima, así que la cogí del cuello en la cama y caímos los dos al suelo». «Ella me gritó qué estaba haciendo, que estaba loco y pidió ayuda, pero la cogí con el antebrazo derecho por el cuello y la apreté», recalcó. No comprobó si estaba viva o muerta, ni llamó a urgencias. Después de estrangularla se fue al salón, donde se bebió tres cervezas, se metió medio gramo de cocaína, 15 pastillas de orfidal y se fumó un porro.

Antes de entregarse y de confesar el asesinato, este hombre cogió 1.800 euros «para dárselo a su suegra y a su hija para que la cuidara cuando le detuvieran». Cogió un taxi cerca de su vivienda situada en la calle Marcos Zapata, y le pidió al conductor que le llevara al Juzgado de Guardia «pero al verlo con las luces apagadas le pedí ir a la Policía». Tardó 4 horas en entregarse.