Cuatro meses. Ese es el corto periodo que Jonatan Witmar B. N., el joven detenido como supuesto autor del crimen de la maleta, llevaba residiendo en España. En el último tiempo había elegido la capital aragonesa, ciudad desde la que había solicitado el asilo en España. Víctima y sospechoso habían contactado a través de Wapo, una aplicación web destinada principalmente al público gay que permite a sus usuarios geolocalizar y comunicarse con hombres y mujeres homosexuales y bisexuales.

El Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón continúa tratando de averiguar las circunstancias que rodean a este macabro crimen. Lo más importante, el arresto del sospechoso, lo hicieron en tan solo dos días, si bien están a la espera de las conclusiones de los informes de la Policía Científica.

Jonatan Witmar B. N. negó ser el autor del crimen ante la magistrada de guardia que, tras su declaración, decretó su ingreso en prisión provisional por un delito de asesinato. También aseveró ante la jueza que él era el inquilino de la vivienda, situada en la calle Vía Verde del barrio zaragozano de Oliver, y que fue otra persona la que llamó al 091 para advertir de la presencia de la maleta. Fue brutalmente apaleado con un objeto romo que no ha sido hallado por el momento.

Jonatan Witmar B. N. estaba en trámites de que se la concediera el asilo, ya que, a pesar de haber sido juzgado por un asesinato en Guatemala, su registro de antecedentes penales estaba limpio puesto que fue absuelto del asesinato de Tránsito Ranferí Méndez Méndez. Tal y como adelantó EL PERIÓDICO, en marzo del 2015, en una localidad perteneciente al departamento de Quiché, atacó a la víctima por la espalda con un objeto contundente, provocándole una fractura en la nuca que le causó la muerte. Tras cometer el crimen, ocultaron el cuerpo de la víctima en una cercana plantación de bambú y le cortaron el pene. Para descartar cualquier sospecha de participación de Jonatan Witmar (el ahora arrestado por este crimen), le dejaron en su propia casa, atado y amordazado y con el pene de la víctima en la boca. Según el ministerio público, todo ello como coartada.