El escenario ya casi está preparado. Las máquinas y los protagonistas se encuentran en las inmediaciones del bloque 6-8 de la calle Justo Navarro. La primera semana de mayo --posiblemente el día 3-- es la fecha señalada por los técnicos para que comience la demolición de la casa azul , el inmueble de más de cincuenta viviendas, afectado el pasado 10 de noviembre por una enorme sima. Los espectadores lo saben y se acercan a ver los últimos días del edificio.

La ejecución de la obra, cuyo coste rondará los 800.000 euros, es compleja. Las máquinas de la empresa vasca Usiaga, encargadas de acometer derribo, pesan más de 120 toneladas y han tenido que ser transportadas hasta Calatayud por piezas y escoltadas por la Guardia Civil. Se trata de estructuras automóviles dotadas de brazos móviles con un accionamiento hidráulico.

Al no poder introducirse en el edificio maquinaria auxiliar el potente brazo de las máquinas incluyen todo el dispositivo: una cizalla para cortar elementos estructurales, una pinza capaz de demoler forjados y tabiquería para cargarlos después hasta los trailers, y una mordaza trituradora que reduce el tamaño del residuo para facilitar posteriormente su transporte.

La maquina de demolición será accionada por un operario situado en su cabina, ligeramente por encima del nivel de calzada. Otro operario situado en una plataforma elevadora automóvil por encima del nivel de cumbrera del edificio será el encargado de dirigir la operación comunicándose con el maquinista por radio-teléfono.

Medidas de seguridad

El derribo será una auténtica operación de bisturí realizada con maquinaria pesada a lo largo de aproximadamente dos meses. Por eso es necesario cuidar y prever meticulosamente cada detalle, sobre todo las medidas de seguridad.

Durante las últimas semanas se han continuado los trabajos de nivelación para conocer el estado de la estructura. Los más de mil puntales que mantienen en pie el edificio continuarán en su sitio hasta el final. Antes de iniciar propiamente la demolición mecánica será también necesario retirar manualmente los elementos peligrosos que suponen un riesgo para los operarios, como los materiales cerámicos de los baños y los ventanales o espejos.

La situación del inmueble, dentro del casco urbano de Calatayud y colindante con otro edificio de viviendas, obliga a tomar unas medidas excepcionales de precaución. Ha sido preciso realizar un vallado perimetral con hormigón, acero y chapas metálicas galvanizadas. La protección de las viviendas colindantes se realiza colocando un andamio en el patio interior, a la que se adosarán lonas geotextiles para impedir que escape el polvo y las piedras, según explicó el ingeniero encargado del proyecto, Ignacio Bueno.

Otra particularidad de los trabajos es la necesidad de regar constantemente los pisos del inmueble para impedir que la zona se convierta en una nube de polvo producida por la caída de escombros alos pisos inferiores. Para ello se dispondrá de una cisterna equipada con motobomba para lograr un largo alcance, tal como explica el proyecto del derribo. También el firme de la calle sufrirá las consecuencias de la demolición, la maquinaria de más de 120 toneladas se repartirá entre dos ruedas orugas, con unas medidas de 502 x 75 centímetros, que harán necesario sanear y reponer el suelo tras finalizar la obra.