El titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Caspe ha decretado la prisión provisional para los dos últimos detenidos en este municipio zaragozano en relación con el ataque de ácido a un menor, ocurrido el pasado 3 de mayo. Están imputados por un delito de tentativa de asesinato, pertenencia a grupo criminal y amenazas graves. Uno de los arrestados es, tal y como adelantó EL PERIÓDICO, Sara G. C. pareja sentimental de Yahya Mouloudi Halloumi, desaparecido desde el pasado 31 de enero y hermano de la víctima de esta agresión. El otro arrestado, José G. C., es el tío de la cuñada de la víctima, conocido como el recortao, a raíz de que se le interviniera una recortada.

Esta terrible agresión tuvo su inicio en la ruptura sentimental entre la arrestada y el desaparecido. Tras ello, el joven se trasladó a residir a Alemania y desde entonces, su expareja y el tío de esta intentaron por todos medios que esta persona regresase a la ciudad caspolina, llegando incluso a trasladarse a dicho país con la intención de localizarle. Como no lo consiguieron, dieron un ultimátum a la familia de su expareja para que volviese, amenazando de causar daño físico a alguno de sus familiares en caso contrario. Al pasar los días y no regresar, estas dos personas cumplieron sus amenazas y contrataron a un tercero, para que llevase a cabo la agresión con ácido al menor.

El supuesto autor material, Aitor G. G., detenido a finales de mayo, es amigo de el recortao. Según la investigación realizada por la la Unidad Operativa de Policía Judicial (UOPJ) de Zaragoza, trasladaron a este hombre hasta Caspe y le entregaron el ácido para cometer el hecho. A cambio de una suma de dinero y sustancias estupefacientes, ya que varios miembros de la familia tienen antecedentes policiales por tráfico de drogas. Un plan premeditado por los ahora detenidos en el que estaba implicada una tercera persona. Una mujer que trabajaba para ellos como encargada del cuidado de uno de sus familiares, que era conocedora de toda esta planificación y que incluso llegó a asegurarse de que el día que ocurrieron los hechos, el menor agredido asistiera a clase para poder llevar a efecto la agresión.

Esta persona, que quedó en libertad tras declarar ante la Guardia Civil, reconoció que no había comunicado nada porque había sido amenaza con sufrir daños personales en caso de hacerlo. El autor se quemó las manos con el ácido.