Complicada negociación a la que ayer se enfrentaron los negociadores de la Jefatura Superior de Policía de Aragón. Durante 6 horas, un hombre de 40 años se atrincheró en su vivienda, donde tuvo secuestrados a sus padres, llegando incluso a amenazar a su madre.

La voz de alarma la dio, según pudo saber EL PERIÓDICO, una amiga de la familia. Era la hora de la comida y, al parecer, hubo una discusión entre el matrimonio y el hijo, quien sufre de brotes psicóticos. En el transcurso de la misma, el hombre de 40 años, identificado como F. H. M., cogió un cuchillo de grandes dimensiones de la cocina y les amenazó. Ante dicha circunstancia, la mujer decidió pedir ayuda y telefoneó a una amiga, aunque no pudo articular muchas palabra. Le hizo colgar poniéndole un cuchillo en el cuello.

LLAMADA AL 091

Esta mujer llamó inmediatamente a la sala del 091 y comunicó lo que estaba pasando y la dirección a la que tenían que acudir, el número 30 de la avenida Duquesa Villahermosa, en el zaragozano barrio Delicias.

Rápidamente se trasladaron al lugar sanitarios del 061 y el equipo de negociadores de la Policía Nacional. Asimismo, fue activado el Grupo de Operaciones Especiales (GOES) para intervenir por la fuerza en caso de que corriera peligro la vida de los rehenes.

Tras seis horas de negociación, la Policía Nacional consiguió que depusiera su actitud y que abriera la puerta a los agentes y sanitarios. Una actuación que fue especialmente difícil, ya que sufre de un trastorno mental. Una vez puesto a salvo el matrimonio, el hombre decidió acompañar a los agentes a la calle, donde fue arrestado y trasladado a dependencias policiales por un delito de amenazas y otro de violencia doméstica.

Una actuación que sorprendió a los vecinos de este edificio que, tal y como reconocieron a este periódico, «no les resultó extraño». «Los gritos son constantes, les trata muy mal y es imposible coincidir con él en un ascensor y en el propio portal», señaló uno de los residentes. Otros destacaron que en algunas ocasiones han visto lanzar objetos desde las ventanas, lo que calificaron de «muy peligroso». «Deberían de tratarle porque algún día puede producirse una desgracia», apostilló otro.

El último caso de estas características que atendió la Policía Nacional tuvo lugar en mayo del 2018 cuando un hombre se encerró en el interior de un bar en Torrero y amenazó con hacerlo estallar.