Es un paso hacia delante, reconoce el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, pero que no va a repercutir «en nada» a la capital aragonesa. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, anunció ayer que iba a eliminar la regla de gasto para este año y el que viene y ello supone, entre otras cuestiones, que los ayuntamientos podrán disponer libremente de sus remanentes, es decir, de los ahorros que han acumulado durante los años en que la Ley Montoro no permitió tocarlos. Eso sí, de momento nada se sabe del fondo estatal de 5.000 millones para ayudar a las entidades locales.

El problema es en Zaragoza no hay remanentes. O sí, dependiendo a quién se escuche. PP y Cs siguen insistiendo en que los 40,5 millones de euros que quedaron sin usar del año pasado están comprometidos, por lo que no hay superávit que poder usar. Pero la izquierda insiste: esos más de 40 millones están ahí y son ahora más necesarios que nunca.

Sobre esta cuestión solo había consenso, hasta ahora, en un aspecto: una parte de ese dinero, 10,6 millones de euros, tenía que destinarse sí o sí a la cuenta 413, esto es, a facturas no pagadas a proveedores. Además, otros 2,6 millones, según consta en un informe de Intervención del ayuntamiento, debían destinarse a inversiones financieramente sostenibles. Quedaban entonces 27 millones de euros de remanentes y aquí es donde aparece la polémica. La responsable del área de Hacienda del consistorio, María Navarro, explicó en su día que ese dinero debía ir, según instrucciones del Ministerio (cuando la regla de gasto permanecía vigente), a pagar compromisos con las grandes contratas. Solo entre los años 2014 y 2017 Zaragoza acumuló una deuda de 26,9 millones con FCC.

Y para el PP y Cs, al existir esa deuda, no hay superávit que valga, pero el remanente hace referencia al sobrante que queda al cierre de cada ejercicio (los 40,5 millones en 2019). Y eso es lo que el Ministerio de Hacienda va a permitir utilizar ahora sin condiciones. O no. Depende de qué partido lo explique.

Así con todo, Azcón parece estar desconcertado ante esta nueva situación. El Ministerio ya no quiere hablar con la Federación Española de Municipios y Provincias, en la que el popular ha ganado peso en los últimos meses. La negociación se le ha escapado de las manos y ya no depende de él ni de sus reuniones con el resto de alcaldes que Montero ceda. La titular de Hacienda ha trasladado la mesa de debate al Congreso de los Diputados y ahí el regidor zaragozano ya no se asegura tener la sartén por el mango. Puede que de ahí surjan las reuniones que Azcón está manteniendo con el resto de portavoces municipales del consistorio, de las que poco ha trascendido. Pero una cosa parece clara: el nerviosismo en el equipo de PP y Cs va en aumento. Si Azcón no se asegura que llegue dinero desde Madrid las cuentas de Zaragoza estarán comprometidas.

Montero, por otro lado, al dejar utilizar los remanentes, deja entrever que no condicionará el reparto de un hipotético fondo extraordinario para las ciudades a que los municipios cedan sus ahorros al Estado, como pretendía el Ejecutivo de Pedro Sánchez antes de que la cámara baja lo rechazara. Azcón insiste sin cesar en la necesidad de que se repartan 5.000 millones a las ciudades, pero por el momento la ministra no se ha pronunciado. Y la negociación, como se ha explicado, ya no es con él, sino en el Congreso.

Los grupos de la izquierda en Zaragoza también celebraron ayer la suspensión de la regla de gasto. El PSOE y ZeC piden que el remanente se utilice para reactivar la economía mientras que desde Podemos piden que el ayuntamiento se endeude para ayudar a sus vecinos