La Puebla de Híjar, en Teruel, posee una monumental estación de finales del siglo XIX en torno a la que se desarrolló un barrio ferroviario. Hace 50 años, la terminal daba empleo a cien personas. Hoy su plantilla se compone de tres factores que tienen que realizar jornadas laborales de 12 horas para que la instalación permanezca abierta durante toda la semana. El declive de la estación de La Puebla, un núcleo con algo más de 1.000 habitantes, se inició en los años 60, tras el cierre de la azucarera existente junto a las vías y la posterior crisis de la minería turolense. El desmantelamiento en 1973 del ferrocarril de Tortosa, que confluía en La Puebla con la línea de Caspe, fue otro duro golpe. Sin embargo, en la actualidad, sus perspectivas de futuro parecen haber mejorado gracias a los planes de expansión de la fábrica de prefabricados de hormigón Prenavisa. La empresa, situada en las cercanías de la estación, ha solicitado la construcción de un ramal ferroviario que una sus instalaciones a la terminal ferroviaria.