Después de allanar el camino para las cuentas autonómicas que parten con el mayor respaldo de la historia, la segunda sesión del pleno reconfirmó ayer que Lambán ha abrazado el centro político y se siente muy cómodo en esa posición. Una centralidad que agranda a cada paso, pese a liderar un gobierno cuatripartito con dos socios de izquierdas (Podemos y CHA) que apenas alzan la voz frente al discurso moderado de su presidente. Y en parte, gracias a encontrarse en una pandemia que ha terminado arrastrando a formaciones políticas tan distantes como Izquierda Unida y Ciudadanos a sumarse con un sí a unos presupuestos ligados al proyecto de «reconstrucción» de la comunidad tras librar la batalla del coronavirus.

Todo ello, aderezado con un perfil de barón crítico que no se muerde la lengua frente a su líder, Pedro Sánchez, en cuestiones espinosas como la nueva ley educativa o la negociación de los Presupuestos Generales del Estado con parejas de baile como Bildu. Lambán consolida su posición centrista mientras el PP de Luis María Beamonte le aprieta las tuercas con críticas de política nacional y le exige que vuelva a la «normalidad» y se deshaga de la «anestesia» de Sánchez.

La sesión de control celebrada ayer en las Cortes de Aragón dio buena cuenta de ello. El presidente aragonés, que recibió las condolencias de todos los grupos parlamentarios tras el reciente fallecimiento de su padre, recalcó que si algo le caracteriza es «tener opinión propia», y reivindicó su espacio de fortaleza tras casi lograr cristalizar la transversalidad que inspiró el pacto de legislatura entre PSOE, PAR, Podemos y Chunta Aragonesista hace año y medio.

El líder del Ejecutivo autonómico marcó distancias con Sánchez en relación con la recientemente aprobada ley de educación, ante la pregunta formulada por el portavoz de Vox, Santiago Morón, y tan solo unas horas después de votar junto a PP, Ciudadanos y Vox en la sesión del jueves del pleno por la defensa del castellano. «Yo preferiría que la ley determinara el español como lengua vehicular. Pero los poderes públicos, atendiéndose al Artículo 3 de la Constitución, tienen instrumentos suficientes para que todos los niños españoles tengan la obligación de aprender el español y el derecho a usarlo en su vida», aseguró Lambán.

«El problema es que los sucesivos Gobiernos de España del PSOE y del PP han sido incapaces de hacer cumplir ese artículo 3 sobre todo en comunidades como Cataluña, donde la llamada inmersión lingüística lo que ha supuesto es que progresivamente los niños catalanes hayan aprendido el catalán en detrimento del castellano, y que los castellanoparlantes de Cataluña se hayan visto damnificados en sus legítimos derechos», expresó el presidente aragonés. «Pero eso no depende de la ley, sino de la voluntad política de los Gobiernos que del PSOE y el PP han transigido demasiado con Cataluña y el País Vasco por ser incapaces de entenderse entre ellos», aseguró el líder socialista.

NORMAS EFÍMERAS

Además de la cuestión lingüística, Lambán puso sobre la mesa que el hecho de que el Congreso apruebe una nueva ley educativa sin consenso muestra el «fracaso estrepitoso» de la democracia española, porque «en 40 años hemos sido incapaces de dotarnos de una ley de Educación con consenso». Por ello, auguró un corto recorrido a la llamada ley Celaá, que pasará a la historia, vaticinó, «en cuanto cambie el gobierno».

También la ley que ha puesto en pie de guerra a la concertada salió a colación en el discurso del Partido Popular. Su portavoz, Luis María Beamonte, exigió a Lambán que marque distancias con Pedro Sánchez y regrese a la «normalidad» política. «Los Presupuestos Generales del Estado son malos para Aragón, que pierde un 2,9% de la financiación ordinaria, pero también porque atacan a la Educación y porque dinamitan la convivencia entre españoles ya que se han negociado con Bildu, que no reniega del reguero de sangre que dejó ETA», subrayó Beamonte con dureza. «Cuando más normalidad se necesita, recogemos más radicalidad», prosiguió. «Debe ponerse del lado de la normalidad», urgió a Lambán. Y concluyó su intervención con el lema de las víctimas de ETA: «Verdad, memoria, dignidad y justicia».

Pero Lambán tampoco se mordió la lengua frente a la oposición, y acusó a los populares de «expandir el virus del cinismo en la política española». «Aznar definió a ETA como el movimiento de liberación vasco, acercó etarras cuando más mataba ETA y el señor Maroto eligió como socio a Bildu para el Ayuntamiento de Vitoria. El PP está dispuesto a vender su alma al diablo con tal de llegar al poder», dijo.

De forma paralela, los diputados del PP en el Congreso de los Diputados reiteraron la llamada que ya hiciera la pasada semana Pablo Casado a los barones críticos como Lambán. Insisten en que no tiene sentido que se mantengan dentro de una estructura con la que no coinciden. «Si no está de acuerdo con su partido lo que tiene que hacer es marcharse», le espetó Eloy Suárez durante la presentación de las enmiendas de la formación a los presupuestos estatales para la provincia de Zaragoza. El ataque no es gratuito, según digo, pues su posición molesta en el partido es un problema a la hora de garantizar la financiación de la comunidad.

NEGOCIACIONES

«Nos preocupa la posición de Lambán, pues Sánchez no se olvida nunca de las personas que son sus amigas, pero tampoco de las que son sus enemigas», expresó el diputado poniendo como ejemplo la diferencia de trato que han recibido comunidades como la valenciana. O citando la posición de fuerza que tiene Teruel Existe a la hora de negociar en Madrid, ya que su voto fue determinante para la investidura.

«Si una persona no está de acuerdo en cuestiones sensibles con su partido lo que tiene que hacer es dejarlo», dijo, analizando que la posición de Lambán está más enfocada a «buscar votos que soluciones para los aragoneses». Por el momento el juego de equilibrios, guiños, enfrentamientos y apoyos que se escenifica en las Cortes de Aragón se mantendrá intacto gracias al balón de oxígeno que supone aprobar unos presupuestos con una base política inédita en la comunidad.