Un brote de coronavirus en la residencia de ancianos de la Cruz Blanca en Burbáguena ha contagiado a unos cincuenta residentes y ha requerido el traslado al hospital de Teruel de 14 de ellos. El alcalde de la localidad, Joaquín Peribáñez, lamentó la situación y reclamó coordinación para evitar problemas mayores. «La situación está controlada desde el punto de vista sanitario», aseguró. En la sesión celebrada ayer en el Congreso de los Diputados se aludió al caso y se criticó que a los trabajadores de la misma no se les hayan realizado las pruebas PCR a pesar de la gravedad del foco.

La residencia de esta localidad del Jiloca superó la cuarentena sin casos, sobre todo gracias al régimen estricto de aislamiento. «Muchas de las medidas que se tomaron en su día pudieron parecer muy duras vistas desde la calle, pero ahora vemos que fueron acertadas», reconoció el regidor. Por el momento en el pueblo se está «estudiando la situación» para tratar de evitar más contagios.

En este sentido, fue la diputada de Coalición Canarias, Ana Oramas, la que recurrió al caso turolense en su intervención ante la diputación permanente del Congreso de los Diputados. «Esta crisis ya ha afectado a miles de mayores, muertos en residencias y en pasillos de hospitales, y este país ya dijo que esto no puede volver a pasar», aseveró.

RELACIÓN PERSONAL /_La diputada, que tiene una relación personal con el director del centro afectado por el rebrote, cargó contra el Gobierno de Aragón y contra el Ministerio de Sanidad por no actuar con la suficiente diligencia a la hora de hacer pruebas a los trabajadores del centro. Oramas explicó que en la residencia Casa Familiar la Inmaculada se está trabajando para atajar el brote desde el pasado domingo y que en este tiempo se ha solicitado de forma repetida que todas las personas implicadas conozcan su situación sanitaria, algo que ha sido imposible.

En el asilo están trabajando 45 empleados y cuatro hermanos franciscanos de la Cruz Blanca para atender a 95 residentes. Desde la consejería de Servicios Sociales explicaron que se ha aplicado el protocolo diseñado para estas situaciones, con aislamientos y diferenciación de zonas.

Oramas lamentó en su intervención ante el Congreso que las gestiones que tanto ella como la diputada socialista por la provincia de Zaragoza_Susana Sumelzo para atajar el brote lo antes posible habían caído en saco roto. «Hemos hecho llamadas al más alto nivel pues el director del centro, que es amigo mío, me comunicó el domingo que estaban muy agobiados», explicó.

«CAMBIANDO PAÑALES» / Según el relato de la portavoz de Coalición Canaria, el pasado lunes el asilo de Burbáguena ya tenía a 40 mayores infectados, con trece de ellos ya ingresados en el hospital turolense. A todos los residentes se les habían realizado las pruebas diagnósticas, pero no a los trabajadores que las pedían de forma insistente. Indicó que desde el departamento de Sanidad se les ofreció como alternativa acudir a la mutua de Teruel, a varias horas de conducción en coche. «Y eso que habían estado durmiendo tres horas cambiando pañales y ayudando a los mayores afectados», insistió.

Oramas recurrió a este ejemplo aragonés para evidenciar la falta de control en los contagios del virus, pues estos empleados regresan en sus horas de asueto a sus casas y sus entornos familiares. «Nunca me lo perdonaría», reflexionó sobre una probable expansión del brote a otras zonas de la comarca. Desde el departamento de Sanidad del Gobierno de Aragón negaron las alusiones e indicaron que se hicieron pruebas PCR a los trabajadores del turno del sábado y que el resto están previstas para esta misma semana.