"Cuando oyes que un vigilante ha colaborado con los furtivos, duele, y mucho". Estas son las palabras con las que Juan Pintado, guarda forestal del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido durante casi 40 años, y desde hace 6 retirado, resumía el sentimiento que se ha vivido estos días en Torla, tras conocer que un vigilante de Ordesa (trabajador temporal del parque) acompañaba a los cuatro cazadores denunciados por cazar sarrios en la Reserva Viñamala-Panticosa. "Aquí, que estamos por la conservación y el respeto al medio ambiente, esas actitudes duelen", apuntaba.

Pintado fue de los primeros guardas forestales que entró al parque y llegó a guarda mayor. "Hacía mucho que en Torla y alrededores no se sabía de casos de furtivismo", señala, pero reconoce que en otras zonas sí se han dan casos. "Hacia Formigal sí que se oyen más casos de furtivos, sobre todo a partir de este año". Las razones de que esto suceda, según el antiguo guarda, son "que la caza se ha puesto de moda, ha habido un incremento general de los aficionados a la práctica cinegética y ahora aquí vienen cazadores desde cualquier punto de España". Pintado se muestra convencido de que "los de aquí no son".

El sentimiento de dolor que señala Juan Pintado se vuelve más ácido cuando recuerda cómo se formó la primera guardería forestal del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. "Cuando se decidió dotar con guardas al parque, la política elegida fue hacernos guardas a todos los cazadores locales, que como no había otras fuentes de ingreso y las opciones de salir adelante eran pocas, cazábamos de manera furtiva".

La política funcionó, según comenta Pintado, y los casos de furtivismo descendieron en el territorio del parque nacional. Los motivos: "Conocíamos muy bien todo el parque, sabíamos cuáles eran las mejores zonas para que se pusieran los furtivos y las costumbres de los animales, es decir, que nuestro conocimiento era el necesario para hacer frente estas prácticas".

El propulsor de esta política de hacer a los cazadores locales furtivos guardas forestales de los distintos parques españoles fue Pedro Pidal y Bernaldo de Quirón, Marqués de Villaviciosa, encargado de defender en 1915 ante el Senado la proposición de ley de creación de los Parques Nacionales. Un año después se aprobaba la Ley de Parque Nacionales y en 1917 surgían las Juntas de Parques Nacionales, de la que Pidal fue miembro. Según se recoge en el libro La guardería forestal en España , de Carlos Tarazona, Pidal era un gran aficionado a la caza y sin embargo se mostró partidario de prohibir la práctica cinegética dentro de los parques.