Hace diez años apenas se veían unas pocas bicis rojas por Zaragoza. Eran la novedad y se las prometían muy felices. Había hasta lista de espera para poder disfrutar del servicio Bizi Zaragoza, ahora en proceso de superviviencia. La capital del Ebro ha experimentado un avance notable en cuanto a movilidad ciclista, pasando de tener 9 kilómetros de carril bici en el año 2000 a más de 134.

Allá por el 2000, que tan lejos queda, la movilidad ciclista no alcanzaba el 1%. Ahora se sitúa en el 2,9%, que vienen a ser unos 50.170 desplazamientos al día sobre las dos ruedas. El Plan de Movilidad Sostenible Urbana (PMUS) se ha marca como objetivo llegar al 7% en los próximo siete años, algo que solo se logrará si se ve a la bici como un «medio de transporte cotidiano». La ciudad está preparándose para ello, a la vez que introduce nuevos métodos para desplazarse de un lugar a otro, como la movilidad compartida con el aterrizaje de los patinetes eléctricos. La bici privada representa el 75% de los viajes.

La penetración de las dos ruedas ha sido muy desigual. Tanto es así que cuatro distritos aglutinan el 70% de la movilidad ciclista. El Centro es el líder de la tabla, con 12.000 viajes diarios, seguido del Casco Histórico y el Actur con 8.000 de media y Delicias, donde se producen alrededor de 6.700. El resto de los barrios, siempre según el análisis realizado en el PMUS, tienen una movilidad ciclista «baja o inexistente».

Esto no significa que las bicis escaseen por el resto de la ciudad. Para nada. Hay algunos que destacan por recibir ciclistas, como es el caso del distrito Universidad, sencillamente porque se encuentra el campus universitario. Hasta este núcleo de la ciudad suelen llegar más de 15.000 bicis cada día, seguido del Centro, con 8.000, o El Rabal, con 5.000.

POR DISTRITOS

El número de kilómetros de red ciclable varía notablemente. Actur, Casablanca, el Rabal y Torreo suman el 50% de kilómetros del carril bici de la ciudad, con 34,9 kilómetros, 33,7, 25,8 y 22,6, respectivamente (según el PMUS, que ofrece datos del 2018). Le siguen Delicias con 3,7 km, Miralbueno con 2,3 kilómetros, Monzalbarba con 2,2 y Santa Isabel con 1,8. Zaragoza ha vivido dos momentos clave para el impulso de la bicicleta. El primero de ellos se produjo en el 2009. Fue entonces cuando se cambió el concepto del ciclista, tratado como «un peatón sobre ruedas», tanto en el diseño del trazado de las vías ciclistas como en su semaforización, explican en el PMUS. Ese año se empezaron a ejecutar los carriles bici con la premisa de que la bicicleta es un vehículo y su lugar natural es la calzada y no la acera.

El segundo momento clave fue la decisión de pacificar todas las calles secundarias de la ciudad en el 2010, limitando la velocidad a 30 kilómetros por hora y reforzando la prioridad de los ciclistas en la calzada. Esta medida se tomó con la intención de «humanizar la ciudad» y hacer sentido a los ciclistas «más seguros» en la carretera. En el 2014 la Justicia expulsó a las bicis de las aceras, algo que provocó un notable descenso en el uso del Bizi Zaragoza, precisamente, por esa inseguridad de circular entre coches por la calzada.

Ahora se está viviendo otro momento clave que incluye a los famosos patinetes eléctricos. Las carriles bici han encontrado a un nuevo usuario y los ciclistas nuevos compañeros de recorrido. Este fenómeno ha tenido tal acogida -también en el resto de España- que el Gobierno municipal se ha visto en la obligación de regular su uso y sus normas.