El campus de la plaza San Francisco tendrá otra imagen a comienzos de curso. Las obras para reordenar el caótico tráfico interior ya han empezado y las previsiones del rectorado es que estén concluidas a finales de septiembre, antes de que comience el curso. Con este nuevo diseño, los responsables de la Universidad de Zaragoza pretenden controlar el acceso y racionalizar el aparcamiento.

El rectorado estaba cansado de ver numerosos coches mal aparcados y de que personas incluso ajenas a la universidad utilizaran este campus como un garaje particular. Y es que la media de coches estacionados por la noche es de 300.

A partir del curso que viene cambian las reglas de juego. Para empezar, los universitarios que quieran aparcar habitualmente en el campus deberán abonar 36 euros anuales. Con el dinero de esta tasa disuasoria, el rectorado financiará un sistema de lectura digital de las matrículas que se instalará en los accesos de estas instalaciones.

DOS CIRCUITOS El campus dispondrá de dos circuitos independientes; uno con entrada y salida por la calle Pedro Cerbuna y otro en el entorno de la Facultad de Medicina. Y se va a habilitar un carril-bici para cruzar el campus de un extremo a otro.

El número de plazas de aparcamiento apenas se va a reducir en 15, por lo que el aforo será de unas 700, a las que hay que sumar las destinadas a carga y descarga, a minusválidos y a las zonas nobles de las facultades y del rectorado.

Hay que tener en cuenta que en este campus están situados centros académicos de la envergadura de Derecho, Ciencias, Filosofía y Letras y Medicina. Se calcula que unas 12.000 personas --entre estudiantes, profesores y personal de administración y servicios-- trabajan en la plaza San Francisco.

Desde el rectorado se ha destacado en varias ocasiones que el abono de los 36 euros no da derecho a una plaza de aparcamiento, sino a tener la posibilidad de estacionar en el campus. Además, para los que aparquen en zonas prohibidas o dejen el vehículo por la noche habrá penalizaciones: una semana sin acceso la primera vez, un mes la segunda y un año la tercera.

Con estas medidas, el panorama en el campus San Francisco será muy diferente al habitual. Hasta ahora, era frecuente ver numerosos coches aparcados en pasos de cebra y en otras zonas prohibidas. Además, las facultades carecían de una zona noble para decanos y otras autoridades que pudieran visitar los centros, y sólo en el rectorado se había acotado un pequeño espacio para esta función.

Además, el lector digital de matrículas evitará que se cuelen en el campus vehículos ajenos a la comunidad universitaria.

Una vez que concluyan los trabajos de reordenación y se instale el sistema de lectura se abrirá el plazo de acreditación para que los universitarios que quieran aparcar en el campus puedan solicitarlo, por lo que la puesta en marcha de esta apuesta del rectorado aún se demorará unas semanas tras la apertura de las clases.