El número de empleadas del hogar dadas de alta en la Seguridad Social no ha dejado de caer en los últimos tres años en Aragón. La comunidad cuenta actualmente con 11.040 afiliadas en el Sistema Especial de Empleadas de Hogar (se estima que el 97% son mujeres), frente a las 11.610 que había hace un año o las 12.060 de noviembre del 2017. El récord de cotizantes en este sistema especial, que se puso en marcha en el 2012, se alcanzó en el 2016 en Aragón con más de 12.500 trabajadoras. La caída de afiliadas en este colectivo ha sido generalizada en todo el país, lo que preocupa aún más a los sindicatos.

Para las centrales sindicales, que haya menos cotizantes dadas de alta no significa que haya menos empleadas domésticas; solo que muchas han vuelto a la economía sumergida. «No podemos olvidar que es un sector refugio para mujeres que aún no tienen los papeles», apunta la secretaria de Empleo de UGT Aragón, Pura Huerta, que recuerda que este es un colectivo especialmente golpeado por la precariedad.

Y eso que su situación mejoró algo en el 2012, cuando se obligó a que cualquier persona que requiera los servicios de una empleada del hogar tuviera que formalizar un contrato y cotizar a la Seguridad Social. El objetivo era que aquellas trabajadoras que se dedicaban a la limpieza de las casas, la mayoría por horas y al margen de la legalidad, pudieran cotizar. Se estableció la obligatoriedad para el empleador de dar de alta a la limpiadora siempre que su jornada fuera superior a las 60 horas mensuales. Si eran menos, tenía que ser la propia trabajadora la que se inscribiera.

Con ese cambio, las trabajadoras al menos tienen derecho a percibir la pensión por jubilación, aunque estas son bajísimas porque los criterios para calcular la prestación no son los mismos. Sin embargo, siguen sin tener derecho a cobrar el paro, la indemnización por despido o a gozar de vacaciones pagadas. Y solo por el mero hecho de cotizar en un sistema especial.

«Lo primero que pedimos es que pasemos a estar incluidas en el Régimen General con todos los derechos del resto de empleados», subraya la portavoz de la Asociación de Trabajadoras del Hogar de Zaragoza, Carolina García, que recuerda que las que cotizan son las más afortunadas. Se estima que cerca de un 30% del total ni siquiera están dadas de alta en la Seguridad Social y se ven obligadas a aceptar salarios de miseria.

MÁS PAGOS ‘EN NEGRO’

Como a los sindicatos, a García también le preocupa que tras la caída en la cifra de afiliadas de los últimos años se esconda una vuelta a la economía sumergida.

Las causas de este fenómeno, explican las fuentes consultadas, pueden ser muchas. La desaceleración económica, que está provocando una contracción del gasto ante una mayor inquietud en el futuro, podría explicar esta bajada. También el auge de las agencias de colocación o el aumento en la llegada de mujeres procedentes de países latinoamericanos, como Nicaragua.

«Como no tienen papeles, hay familias que se aprovechan y las contratan en negro porque no pueden trabajar en otros sectores», explica García.

Para algunas fuentes, que la caída de afiliadas se haya intensificado en el último año podría deberse a la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). «La bajada de 600 trabajadoras es significativa; el problema es que está cayendo el número de horas para no saltar tramos y que tengan que pagar el SMI», indica Huerta.

El propio departamento de Economía del Ejecutivo autonómico publicó recientemente un informe en el que aseguraba que este descenso podía estar relacionado con la subida del SMI. En este mismo sentido se manifestó el servicio de estudios del BBVA, si bien reconoció que los efectos negativos del aumento del SMI sobre el empleo estaban siendo «limitados».

«Que el salario mínimo suba siempre es positivo», subraya García. Lo mismo opinan Huerta y Natividad Cires, de CCOO Aragón. «Achacar la caída al SMI nos parece excesivo; el problema es que los empleadores están mal informados porque en pocos casos se salta de tramo», explica Cires, que cree que este posible efecto se diluirá con el tiempo.

"COBRO 900 EUROS AL MES"

«Estoy interna en una casa limpiando y cuidando de una persona mayor desde las nueve de la noche del domingo hasta las cinco de la tarde del sábado y cobro 900 euros al mes». La situación de semiesclavitud que sufre María (nombre ficticio) no es un caso aislado en el sector de servicio doméstico y cuidados. Muchas trabajadoras tienen que tragar con estas condiciones al no tener los papeles en regla o no encontrar otra alternativa laboral. Este es el caso de María. «Aunque tengo la documentación desde hace varios años no encuentro otro empleo, y mira que he buscado», lamenta esta nicaragüense, que lleva más de diez años en Zaragoza y un lustro trabajando en la misma casa.

Lo que más lamenta María es que ni a ella ni a sus compañeras se les trata «como al resto de trabajadores». «Los días festivos solo libro por la tarde y me dicen que si no me gusta que me vaya», indica. A pesar de ello, la nicaragüense sabe que aún debe considerarse una «afortunada» porque tiene un contrato en regla y cotiza a la Seguridad Social. «Mi hija lleva dos años limpiando y cuidando de una señora de nueve de la noche a tres de la tarde y sigue cobrando en negro», lamenta María, que apunta que en los últimos años han llegado muchas compatriotas suyas «de las que se aprovechan».

Al menos ellas dos pueden llegar a final de mes con lo que cobran. No es el caso de Rita, que trabaja once horas a la semana y no encuentra más casas en las que limpiar.

Cansadas de que ningún Gobierno atendiera a sus reivindicaciones, estas empleadas decidieron unir fuerzas e intensificar sus demandas a finales del 2018. En Zaragoza, la Asociación de Trabajadoras del Hogar se creó en mayo del 2017 y cuenta con más de 80 integrantes. «La idea era unirnos todas las asociaciones que estamos en el país para hacer llegar las reivindicaciones a la administración pública con una sola voz», explica la portavoz de la asociación, Carolina García, que recuerda que su principal demanda es que el colectivo pase a estar incluido en el Régimen General «con todos los derechos del resto de empleados».

Actualmente, las trabajadoras del hogar cotizan en un sistema especial, por lo que no cuentan con los mismos derechos. «El PP nos dio largas hace dos años; ahora confiamos en que el nuevo Gobierno sea valiente», concluye García.