Tras la muerte anunciada del trasvase del Ebro, la reforma del Estatuto de Autonomía se ha abierto hueco a codazos en las Cortes. Y ha irrumpido con fuerza. Tanta como para aventurar que, junto a las infraestructuras, va a acaparar el estrellato de los próximos tres años de legislatura autonómica.

Un hecho notablemente importante ha sido el culpable de devolver a la actualidad la demanda de mayor autogobierno: el propósito de Rodríguez Zapatero, que anunció solemnemente en su investidura, de que dará vía libre a las reformas estatutarias con amplio respaldo social y político. Este anuncio ha levantado las lógicas expectativas en Aragón, que no ha reformado su Estatuto desde 1996, cuando PSOE y PP pactaron un texto que se quedó bastante corto defraudando así las expectativas más optimistas.

Los partidos aragoneses han desempolvado en los últimos días el dictamen sobre autogobierno que aprobó la Cámara hace ahora un año y se apresuran a reavivar el tema autonomista, convencidos de que esta vez sí es posible que el Estatuto aragonés alcance el máximo techo competencial que permite la Constitución.

Pero no todas las fuerzas políticas están por la labor de tirar de la reforma estatutaria con la misma fuerza. Hay dos velocidades. Como ya suele ser tradicional en esto de la autonomía, PP y PSOE coinciden en iniciar el debate de forma sosegada a la espera de cómo se desarrollen los acontecimientos en Madrid. Socialistas y populares se han aferrado al salvavidas que les ha lanzado el PAR a última hora con la rocambolesca propuesta, aprobada ayer por el pleno, de crear una comisión que estudie las conclusiones que elaboró en su día la comisión especial y que al final fijará las propuestas que una ponencia plasmará en el Estatuto en un periodo no inferior a seis meses. O lo que es lo mismo, hasta el próximo año no habrá nuevo Estatuto.

Para CHA e IU se trata de una clara maniobra dilatoria de los dos grandes partidos y apuestan por iniciar ya los trabajos de reforma. Chesús Bernal lo ha dicho con su habitual lenguaje a ras de suelo: "Hicimos las maletas en la legislatura pasada y lo contrario es desandar lo andado y un coitus interruptus pero con menos placer". Más claro, imposible.