El Centro de Estudios Rurales de Agricultura Internacional (CERAI) ha recibido una subvención de 60.000 euros del Gobierno de Aragón. Había solicitado 100.000 euros para poder llevar a cabo su proyecto en el municipio de Calamarca, a unos 50 kilómetros de La Paz, Bolivia. Allí trabajan con la etnia indígena Aymara, una de las más importantes del país. El caso de este colectivo no es una excepción. Los recortes han tenido un impacto directo en la cooperación, cuyas partidas han quedado mermadas, y como poco congeladas. Algo que pone en duda la continuidad de algunas proyectos con garantías.

En Calamarca son tan pobres como la tierra en la que viven, seca y árida. CERAI ha desarrollado un proyecto en el que pretenden construir 20 pozos de agua, 30 sistemas de riego y 100 bebederos para el ganado. Todo ello, acompañado de la formación correspondiente para enseñar a los indígenas a explotar este recurso. Pero para hacerlo necesitan dinero.

ADMINISTRACIONES

La DGA ha aprobado 30 proyectos de 26 organizaciones no gubernamentales de los 86 presentados en total por un valor de 2 millones de euros. El Ayuntamiento de Zaragoza aún tiene que aprobar los proyectos a los que destina los 2,7 millones presupuestados. La partida municipal lleva años congelada, igual que la del Ejecutivo autonómico que en el 2012 ya presupuestó 2 millones, un 70% menos que en el 2011. El propio consejero de Presidencia, Roberto Bermúdez de Castro, reconoció hace unas semanas que las ayudas de cooperación habían sido el "punto negro" de su gestión.

Pedro Escriche, miembro de la entidad en Aragón, explica que si el Ayuntamiento de Zaragoza no les concede la subvención seguramente el número de pozos para que los Aymara tengan agua potable y limpia se reduzca. Las oenegés dependen directamente de las subvenciones de los gobiernos. Y sobreviven a pesar de que cada vez cuentan con menos dinero. La cooperación al desarrollo se enfrenta a dos problemas: el desconocimiento de su utilidad y las pocas repercusiones políticas.

Oriol Gavín, de Arapaz-MPDL (Movimiento por la Paz el Desarme y la Libertad), recuerda que, atendiendo a los datos de la Federación Aragonesa de Solidaridad, desde el inicio de la crisis las partidas en cooperación han caído hasta un 70%. "No dan votos", dice, "y los gobiernos lo entienden como caridad cuando hablamos de solidaridad".

Arapaz-MPDL actúa en el Sahel, en los campamentos de refugiados saharauis y países en crisis humanitarias. Actualmente están preparando un cargamento médico de prevención contra el ébola para Guinea Conakry.

Al otro lado del océano, en Bolivia Medicos Mundi y Médicos del Mundo han firmado un consorcio por el que unen sus subvenciones y fuerzas para poder desarrollar su proyecto. El Gobierno de Evo Morales puso en marcha un nuevo modelo sanitario familiar comunitario intercultural. El 99% de la población Aymara no acude a los centros de salud convencionales. No coinciden con su cultura y su tradición, según explicó el coordinador regional América de Médicos del Mundo, Javier Arias. Ambas entidades trabajan en la adaptación de esta norma formando al personal sanitario y adaptando los hospitales.

Las salas de partido embaldosas y frías y las habitaciones blancas se convierten en paritorios con las paredes de color, suelo de madera, camas normales y una pequeña cocina para que los indígenas puedan cocinas su mates y hierbas para el parto. Solo en caso de que algo fallara, acudirían a la sala de operaciones. "Para ellos el blanco simboliza la muerte", explicaba. También han comenzado a incluir la figura del médico, más cercana a los Aymara.