El Gobierno de Aragón está trabajando en la creación de una red de comederos o muladares para buitres en toda la comunidad, ya que en la actualidad existe alrededor de un millar de estos lugares incontrolados. Una decisión que ha sido acogida con "preocupación" por asociaciones conservacionistas. Algunas de ellas, como el Fondo Amigos del Buitre, temen la posible desaparición de lugares ya históricos en donde alimoches, buitres leonados, negros o quebrantahuesos encuentran desde hace décadas la aportación necesaria de alimento suplementario.

A pesar de admitir la necesidad de un control legal, los ecologistas denuncian posibles "intereses económicos" en dicha intervención, y piden "sensibilidad" a los responsables de Medio Ambiente de la DGA.

EL ORIGEN Los muladares nacieron como lugares en donde el hombre depositaba los cadáveres de su ganado, que las aves carroñeras se encargaban de hacer desaparecer. Pero la ganadería intensiva y las normativa sanitarias los ha ido reduciendo, desechándolos como fosas de enterramiento y transformándolos en auténticos comederos.

El Fondo Amigos del Buitre (FAB) es un ejemplo de actuación de una serie de voluntarios (150 en la actualidad) que trabaja desde 1986 en Aragón por mantener el medio natural. Desconocidos para muchos, aunque pioneros en la conservación del quebrantahuesos, la revista de divulgación ambiental Ibón destaca en su último número su papel en la aportación de alimentos controlados a las aves carroñeras.

Ahora, esta asociación se pregunta por el futuro de sus comederos, a los que lleva miles de kilos de carne al año. "Tan sólo pedimos sensibilidad a los responsables políticos, porque existen modelos de gestión para esos espacios históricos. Nosotros sabemos el tipo de carne que aportamos, la cantidad y para cuántas aves. Porque el éxito reproductor de los buitres puede depender de unos huesos cercanos, y la migración se hará con más garantías si se está bien alimentado", explica Manuel Castillo, miembro de FAB.

El FAB cuenta con cinco comederos en Huesca: dos en la sierra de Guara, dos en el Somontano y uno, el más importante, en el Cinca Medio, concretamente en Binaced. La importancia de su trabajo voluntario es tal que, por ejemplo, gracias a las cuatro hectáreas valladas de Binaced se mantiene una población de miles de milanos reales, además de milano negro, buitres leonados, garcillas, cigüeñas y hasta águilas pescadoras.

La aparición de la enfermedad de las vacas locas obligó a la Unión Europea a vigilar todos los restos de cadáveres alimentarios. Y a nivel nacional se publicó un real decreto en el 2002 que regula la comida de aves rapaces necrófagas. De hecho, el futuro de estos comederos pasa por la necesidad de analizar los cadáveres o de retirar los MER (Material Específico de Riesgo) de los rumiantes, cuyo coste económico resulta prohibitivo para algunas asociaciones. De ahí que alimenten a los buitres con restos de pollos, de caza y carnicería.

Previsiblemente, será la DGA quien determine los lugares donde instalar los muladares, dé los permisos en cuanto al número de cadáveres a depositar y controle los requisitos técnicos.

En cuanto a los muladares gestionados directa o indirectamente por la DGA son un total de trece, uno de ellos conveniado con la FAB. Nueve se encuentran en el Pirineo y cuatro en el Maestrazgo. Todo el alimento aportado proviene de mataderos.