Un informe psicológico realizado por los responsables del Hogar de San Francisco de Paula en 1992 apreciaba en "el menor" Rafael Márquez Centeno "comportamientos y desequilibrios psicológicos preocupantes". Poco después de cumplir la mayoría de edad, el adolescente, imputado ahora por el asesinato de un vecino de Pina de Ebro, mataría dos años más tarde a un anciano en Huesca que, según afirmó, había intentado violarle. No obstante la víctima y el criminal ya habían mantenido relaciones sexuales con anterioridad en varias ocasiones y los forenses calificaron a Márquez como "un mentiroso compulsivo" y otros informes anteriores señalaban que se trata de "una persona que se llega a creer sus propias mentiras".