"Se olvidan de que hay dependientes que lo son las 24 horas del día y los siete días de la semana", relata Laura, madre de Luis --no son sus nombres reales, quieren mantener el anonimato--. Su hijo tiene 18 años y hace cinco que le concedieron el grado 2, nivel 1 de dependencia. "Necesita una persona a su lado a todas horas, no puede hacer nada solo, hasta por las noches tenemos que darle la vuelta en la cama", explica.

Reciben una ayuda de 350 euros al mes que resultan "insuficientes" para afrontar gastos necesarios. En adaptar el baño de la casa invirtieron 6.000 euros. En el coche, un monovolumen de siete plazas --para que entre la silla--, alrededor de 10.500 euros y solo en la adaptación. "Hay que añadir lo que costó el coche".

Algo parecido le ocurrió a Pilar. Tiene 74 años y su marido, Jesús, de 76, es dependiente. En el 2010 iniciaron los procesos para pedir la dependencia. Un año después le concedieron el grado 3. "La DGA solamente nos ayudaría en caso de que Jesús ingresara en una residencia y mientras yo pueda me niego a que se vaya", dice Pilar. "Todos los días viene un asistente municipal por la mañana a ayudarme con las tareas de aseo de mi marido, pero nada más".

Sin ayudas

Se costearon la cama de hospital, con los colchones especiales, lo que les supuso 1.100 euros. También la silla. "Todos los días saco a pasear a Jesús por las mañanas, menos los domingos". También la grúa que compró para poder mover a su marido. "Soy mayor, pero me manejo con él como puedo". Aunque, en este caso, la DGA subvencionó parte del coste.

Pilar y Laura son dos ejemplos de las cientos de familias que se dedican a cuidar, 24 horas al día y 365 días al año, a su familiares. Ambas coinciden en lo mismo: "Las ayudas son insuficientes y están mal orientadas". Además del apoyo en casa, reclaman más centros y más especializados.