El Salud ha decidido cerrar la mitad de la tercera planta del hospital Miguel Servet de Zaragoza apelando a un descenso de las Urgencias y a una menor presión asistencial. La decisión ha provocado severas críticas por parte de la plataforma contra la privatización de la sanidad, que consideró la medida "un ataque contra la sanidad pública".

El colectivo calificó la decisión de "incomprensible" porque "hay que tener en cuenta que la segunda planta ya está totalmente cerrada" y añadió que "no existe justificación alguna para esta medida, especialmente si tenemos en cuenta el colapso que sufre el servicio de Urgencias de este hospital y el volumen cada vez mayor de las listas de espera".

Según la plataforma, la tercera planta del centro venía cumpliendo la función de "apoyo a Urgencias", por lo que el cierre parcial provocará "una situación inadmisible y pondrá en riesgo la dignidad y la vida de cientos de pacientes", aseguraron fuentes de la organización, que recordó que "durante el último año ya hemos vivido situaciones donde en los pasillos de Urgencias se encontraban hasta 16 pacientes en cama y las listas de espera no han parado de aumentar".

De hecho, la plataforma considera que la medida esconde el beneficio a la empresa privada. "Tenemos medios técnicos adecuados y el personal está altamente preparado, pero esta situación nos recuerda a lo que ocurrió con el ambulatorio Pablo Remacha, donde nada más cerrar el servicio de mamografías y ecografías, el Gobierno de Aragón comenzó a derivar estas pruebas a centros privados".

Por eso, el cierre de las unidades hospitalarias "no debe verse como un hecho aislado" para el colectivo, que asegura que "todo responde a una estrategia de desmantelamiento de lo público perpetrada por los Gobiernos, que enriquecen a grandes empresas que luego les recompensan con puestos en sus consejos de administración".

Por su parte, la DGA justificó la decisión esgrimiendo que esta planta se abrió por la epidemia de gripe y a ella se recurre en momentos puntuales cuando hay una emergencia pero "siempre está cerrada".

La menor presión asistencial conduce, pues, al cierre "por mera gestión y reducir así el coste económico", apuntaron desde el Salud, que subrayó que los trabajadores "se destinan a plantas con más presión, como el bloque quirúrgico".